Artículos de octubre de 2008

¿Fin de las guerras, el petróleo y el ajedrez?

Por si no lo saben ustedes, digamos que el indio de Madrás Viswanathan Anand, actual campeón mundial de ajedrez, vive en Collado Mediano, localidad de unos diez mil  vecinos situada a 50  kilómetros de los Madriles, capital interina de los diecisiete dominios o sitios autonómicos. Ahí, en ese collado de la Sierra de Guadarrama,  el indio Anand tiene su casa, en su casa su sótano y en su sótano su banco de datos particular y muy secreto. Ahora, Anand se prepara con sus ordenadores para enfrentarse al ruso Vladimir Kramnik en un duelo con el título en juego.

En una entrevista reproducida en la revista alemana Der Spiegel, Anand habla de  sus ideas sobre el ajedrez, unas veces llamado juego ciencia y otras masturbación del cerebro, así como de su método de preparación. En los primeros tiempos, la preparación ajedrecística  se hacía con ayuda de libros, después se hizo  con ayuda de jugadores contratados como sparrings que en ocasiones eran tan buenos como el maestro y aspirante al título. Actualmente, todo se hace con ayuda de ordenadores. El indio Anand dice que él estudia  los sistemas de juego de sus contrincantes y, a partir de ahí, posiciones concretas. Es un método selectivo basado en el estudio/conocimiento de la manera de jugar del contrincante y, con anterioridad, de su temperamento. De hecho, cada jugador tiene una manera de jugar propia e identitaria, es su estilo. A partir de ese supuesto, el jugador perfecto sería  aquel que, liberado de su temperamento y su manera natural de jugar, hiciera en cada momento la mejor jugada posible en términos teóricos y prácticos.

Pájaro bobo dice que esa idea, debidamente adaptada y adoptada, sirve para todos y cada uno de los practicantes de una actividad, de cualquier actividad, de toda actividad humana. El estilo como superación del estilo. Las reflexiones de Anand siguen otros caminos. Él sostiene que al ajedrez, como campo de investigación, le quedan entre veinte y cuarenta años de vida. Algo así como a los pozos de petróleo. Y a los automóviles. Y a los barcos de guerra. ¿Y a las guerras?

¿Se extinguirán las guerras, el petróleo y el ajedrez al mismo tiempo, concretamente de aquí a veinte o cuarenta años?

Cataluña: derechos

Primero –albores de la transición democrática— reclamaron el derecho a educar a sus hijos en catalán, lengua materna de éstos, y a tener obispos catalanes. Con el tiempo, el derecho se convirtió en una imposición y los obispos catalanes se hicieron catalanistas y agentes activos de un proyecto mundano y, a mi modo de ver, injusto, como mínimo, en sus procedimientos. Hoy, el llamado nacionalismo catalán, clero incluido, ha cristalizado en un sistema político que oprime a más de la mitad de la población de Cataluña; concretamente a la comunidad de lengua española.

Y cuando los miembros de la comunidad de lengua española reclaman el derecho a educar a sus hijos en su lengua materna, el español, se les dice que esa medida rompe la convivencia y quiebra la cohesión social. Evidentemente, eso es algo que las democráticas autoridades autonómicas de Cataluña no pueden permitir de ningún modo. Esas mismas autoridades saben que  el mejor medio de mantener la cohesión de una sociedad con dos comunidades lingüísticas es oprimir a una de ellas: en este caso, la comunidad de lengua española, que, además, es la más numerosa.Y en esas están.

Tal vez convendría recordar a esas autoridades que, de acuerdo con la historia, detrás de la opresión viene, en muchos casos, la pérdida/usurpación de la identidad individual y colectiva.

Miserables, miserables.

Vidal-Quadras y la Corona

Vidal-Quadras escribe hoy en La Razón sobre la Corona, a juicio de Pájaro bobo, llevado de una preocupación rayana en la angustia.  En su denuncia-lamento, el físico se sirve de una pregunta que, en el fondo, es una respuesta o, al menos, una constatación: en estos momentos, con un panorama aterrador ante los ojos, el rey no está donde debe estar, y debe estar donde las circunstancias exigen que esté para poder tomar en cada instante la decisión o las decisiones que debe tomar. Ingenuidad de ingenuidades y todo ingenuidad. Vidal-Quadras piensa con su cerebro, no con  con el cerebro de la cabeza coronada,  que, para mal de unos y bien de otros, está donde le mandan y no precisamente para pensar. Por eso y para eso es rey. Si nadie puede dar lo que no tiene, acaso nadie debe pedir a otro  lo que ese otro no puede dar por la sencilla razón de que no lo tiene.

La situación de España es ciertamente muy grave. A juicio de este atormentado Pájaro bobo, más por la falta de patriotismo  (¡sentimiento irracional y reaccionario, claro está!) y de coraje (por supuesto, actitud mental irreflexiva y, básicamente, contraria al  instinto de supervivencia) de los que se llaman españoles que por la perfidia y la doblez de los que quieren destruirla. Cada mañana, cuando se levanta y mira por el ojo de buey de su búnker de pladur, Pájaro bobo se asombra de que el edificio de España siga en pie. Resquebrajado, tambaleante, pero en pie. Milagro de la inercia, una inercia aparentemente ajena a la ley de la gravitación. ¿Hasta cuándo? Tal vez el físico tenga una respuesta.

Somos muchos los españoles que estamos pendientes de sus palabras.

EE.UU.: lecciones de las elecciones

Pájaro bobo recomienda a sus electores/lectores que consulten y estudien la última página de La Vanguardia de hoy. Es una entrevista a George Edwards, amigo personal de Bush y, es lícito pensar, elemento destacado de alguno o algunos de sus varios think tanks. La entrevista contiene condumio nutritivo y sabroso  en forma de vaticinios basados en supuestos razonables  y, en cierta medida, racionales. Si hay guerra o amenaza de guerra, gana McCain; si hay paz y perspectivas de paz, gana Obama. Una línea de fuego, dos bandos y un ganador. La paloma o el halcón. ¿Y el modelo político-económico de Estados Unidos?

Según parece, Estados Unidos seguirá siendo una potencia, probablemente no una superpotencia y, en cualquier caso, no la única; cada vez menos. A Estados Unidos le quedan cinco o, a lo sumo, diez años de mando en plaza. Los imperios pertenecen al pasado. ¿Y el modo de producción capitalista?

Como siempre, la mancha negra/oscura/difusa viene del sur. Pero ahora los marginados, nunca proletarios, están decididos a romper el cerco de las élites burguesas de una y otra orilla del Atlántico con el ordenador y toda una inicua cacharrería de ingenios electrónicos capaz de salvar distancias planetarias y perforar muros de hormigón sin disparar las alarmas. En esta última etapa de su historia, el capitalismo depredador es depredado  por artilugios concebidos para perpetuar su labor depredadora.¿Qué será de él y de nosotros, hijos y padres suyos?

De acuerdo con el entrevistado, el negroide Obama se ha hecho con las capas inferiores de la sociedad estadounidense. Eso significa que las ha motivado y, tras motivarlas, las ha puesto al servicio de su causa y de su cosa. En toda democracia, aunque sea sólo formal,  lo que dice la masa va a misa.

Aquí, en esta  orilla del mar de la Sargantana, cuna y colonia que fue de fenicios,  el Partido de los Ciudadanos ya hizo un primer ensayo en ese sentido con notable acierto y prometedores resultados. Después vino Paco con la rebaja o, por mejor decir, la burguesía instalada en el poder y dueña del establishment llamado chiringuito autonómico y, en vernáculo, Rovell de l’ou.

¿Qué será del Partido de los Cidadanos en la próxima tanda de penaltis?

Una cosa es cierta:  la catalana sigue siendo la última y la única sociedad europea que mantiene el modelo de opresión colonial: la burguesía local acapara la representación de sus dos comunidades socio-lingüísticas y todos los cargos inherentes a esa representación. ¿Hasta cuándo?

Los ciudadanos tienen la palabra. Como en América. Necesitamos un Obama.

Desde el búnker de pladur

en el bunker

en el búnker

Blacky, el caniche con alma de criatura, tira de la manta. Pájaro bobo, apercibido, rezonga pero en seguida ahueca el ala. El interfecto, habida cuenta que sobrevive en condiciones de muerte civil, pone en marcha la industria. El primero en fichar es el poeta de la Granja. Ahí, en la pantalla, está la marca de su visita. Sólo hace falta  mirar y leer entre líneas. Quien tiene un amigo poeta tiene un tesoro.

El Menesteroso, avanzando por la izquierda, asoma en la esquina con su figura de legionario venido a menos. Bolsas del Corte Inglés. Comidita para la colonia felina. Potaje calentito en escudilla de aluminio. El hombre, seco y estirao como un suspiro, ni ríe ni parpadea. Tampoco mira a las criaturas. Pájaro bobo piensa en ciertos médicos, en ciertos curas, en ciertos padres.  Como hijo de la guerra, él sabe que no hay nada comparable al calor de una madre en una noche de invierno. Ese calor, junto con la mirada,  vivifica y alimenta.

Los gatitos se relamen y, entre zarpazos y dentelladas de mentirijillas, se retiran a sus aposentos, que son sus amagatalls, mientras el Menesteroso se aleja canturreando: «Cuando cumplí mi condena…»

Diez de la mañana.

Una mujeruca  —facciones abotargadas, gorro hincado hasta por debajo de las orejas, el cuerpo, a lo que parece, embutido en refajos— se asienta en el banco que hay frente a la colonia de gatitos. La mujer tiene a su izquierda un carrito de niño y a su derecha otro carrito de niño, los dos cargados con bolsas. Ella, la mujer de la cara abotargada, el gorro y los refajos, en medio con su bolso en la mano. A Pájaro bobo le asalta un recuerdo a modo de intriga. ¿Dónde ha visto él esa mujer, ya anciana, de rostro abotargado? ¿En el metro de Barcelona, en el metro de Madrid, en el metro de París? ¿En el metro infinito de Berlín con sus tribus suburbanas de alcohólicos anónimos? ¿O fue acaso en una espelunca de Basilea, a orillas del Rhin?

Pájaro bobo aparta la mirada y va a posarla en una pareja —rubia de pego ella, moreno de Cuba él— que ha instalado su mesa en el banco situado debajo del ojo de buey al que está asomado. Es la hora del àpat. Mantel gris oscuro, acaso de papel, platos de plástico, cucharas de plástico. Engullen, hablan, parecen tranquilos, incluso contentos, ya están en los postres, siguen hablando, él fuma, ella fuma,  Pájaro bobo, a tres metros de altura sobre el nivel de la calle, atiende al teléfono.

El búnker de pladur con sus cuatro ojos de buey es a la vez mirador y atalaya. Pájaro bobo tiene a sus pies una calle con escenas de la vida social en vivo y en directo y, a cuatro tiros de piedra en dirección Este, el mar de la Sarganta, hoy ciénaga, ayer piélago de fenicios, griegos y romanos.

¿Qué hace en estas tierras y en estas aguas un ibero?

Con el ojo en el ojo de buey

en el búnker

en el búnker

Blacky, el caniche con alma de criatura, tira de la manta. El Insomne, apercibido, rezonga pero en seguida ahueca el ala. El interfecto, habida cuenta que sobrevive en condiciones de muerte civil, pone en marcha la industria. El primero en fichar es el poeta de la Granja. Ahí, en la pantalla, está la marca de su visita. Sólo hace falta mirar y leer entre líneas. Quien tiene un amigo poeta tiene un tesoro.

Cuando está en marcha la máquina, ayer industria, el Insomne pega uno de sus ojos  al ojo de buey que mira al nordeste. El sol  ilumina el búnker y alegra la mirada de su morador-recluso.

El Menesteroso, avanzando por la izquierda, asoma en la esquina con su figura de legionario venido a menos. Bolsas del Corte Inglés. Comidita para la colonia felina. Potaje calentito en escudilla de aluminio. El hombre,  largo y estrecho  como un  suspiro, ni ríe ni parpadea. Tampoco mira a las criaturas. El  Insomne  piensa en ciertos médicos, en ciertos curas, en ciertos padres. Como hijo de la guerra, él sabe que no hay nada comparable al calor de una madre en una noche de invierno. Ese calor,  junto con la mirada, vivifica y alimenta.

Los gatitos se relamen y, entre zarpazos y dentelladas de mentirijillas, se retiran a sus aposentos, que son sus amagatalls, mientras el Menesteroso se aleja canturreando: “Cuando cumplí mi condena…”

Diez de la mañana.

Una mujeruca —facciones abotargadas, gorro hincado hasta por debajo de las orejas, el cuerpo, a lo que parece, embutido en refajos— se asienta en el banco que hay frente a la colonia de gatitos. La mujer tiene a su izquierda un carrito de niño y a su derecha otro carrito de niño, los dos cargados con bolsas. Ella, la mujer de la cara abotargada, el gorro y los refajos, en medio con su bolso en la mano. Al Insomne  le asalta un recuerdo a modo de intriga. ¿Dónde ha visto él esa mujer, ya anciana, de rostro abotargado? ¿En el metro de Barcelona, en el metro de Madrid, en el metro de París? ¿En el metro infinito de Berlín con sus tribus suburbanas de alcohólicos anónimos? ¿O fue acaso en una Kneipe-espelunca de Basilea, a orillas del Rhin?

Pájaro bobo aparta la mirada y va a posarla en una pareja —rubia de pego ella, moreno de Cuba él— que ha instalado su mesa en el banco situado debajo del ojo de buey al que está asomado. Es la hora del àpat. Mantel gris oscuro, acaso de papel, platos de plástico, cucharas de plástico. Engullen, hablan, parecen tranquilos, incluso contentos, ya están en los postres, siguen hablando, él fuma, ella fuma, el Insomne, a tres metros de altura sobre el nivel de la calle, atiende al teléfono.

El búnker de pladur con sus cuatro ojos de buey es a la vez mirador y atalaya. El Insomne tiene a sus pies una calle con escenas de la vida social en vivo y en directo y, a cuatro tiros de piedra en dirección Este, el mar de la Sarganta, hoy ciénaga, ayer piélago de fenicios, griegos y romanos.

¿Qué hace en estas tierras y en estas aguas un ibero?

Economía: la parcela ordenada

Como norma, Pájaro bobo tiene orden en su economía y, dentro de ella, en cada uno de sus estratos o niveles. Su economía es ahora la de un paterfamilias de clase media. Ni tuberculoso pobre ni potentado. Él considera que tiene lo necesario para atender a las necesidades de sus pupilos  y a las propias. A principios de cada mes divide el presupuesto de ese período en tres partes: consumo hogareño, pagos/inversión  y ahorro. Ahora las cuentas le cuadran, pero para ello ha tenido que imponerse a los beneficiarios y a veces ha tenido que recurrir a procedimientos poco democráticos. La economía tiene leyes que la razón no siempre entiende: ni entiende ni acepta.

Pájaro bobo considera que todo sistema racional de orden práctico debe incluir necesariamente decisiones y medidas irracionales impuestas por la fuerza. Eso o la miseria razonable.

Esta mañana, Pájaro bobo ha preguntado al vidente que tiene como asesor en asuntos de pecunia o pasta cansa qué había que hacer con los ahorrillos, y el vidente, tahúr o truhán  le ha contestado que nadie lo sabe.

Así las cosas, Pájaro bobo ha decidido seguir adelante con su música: tener orden en su parcela, mantener el esquema de los tres tercios siempre que sea posible y no dejarse engatusar con operaciones que prometen grandes beneficios.

Podemos y debemos pensar que en economía ya está todo inventado, y más para un profano. A pesar de eso o precisamente por eso, Pájaro bobo seguirá dejándose guiar por su intuición de viejo desvalijador de cajas de caudales.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿le servirá o no le servirá de nada a Pájaro bobo tener orden en su parcela si la crisis arrasa todo el campo de la economía?

Sea cual fuere la respuesta que nos espera, Pájaro bobo podrá decir siempre: «Aré lo que pude y supe».

Las dos almas del Partido de los Ciudadanos

A pesar de que, al menos en opinión de Pájaro bobo, el origen socio-histórico y sobre todo conceptual  del actual Partido de los Ciudadanos se sitúa nítidamente en el marco de las actividades de la izquierda ilustrada  de la comunidad de lengua española de Cataluña,  hoy resulta lícito, acaso obligado,  distinguir en él dos líneas o tendencias.

La línea histórica capitaneada desde un principio por Antonio Robles, pionero de la rebelión contra la opresión burguesa  y separatista que arranca de la Cervantina en los últimos años setenta de ese siglo que ya es historia, y la línea hoy oficialista y prácticamente sin historia ni poso ideológico de Francesc de Carreras, promotor insigne de la pedagogía de la plastilina. La primera  recoge, mantiene y beneficia sedimentos acumulados laboriosamente  por entidades cívicas, poco menos que clandestinas, que, durante un cuarto de siglo, practican  una especie de guerrilla urbana contra una clase dominante que, fiel a los dictados y los intereses de la  ideología dominante, consigue apoderarse de las instituciones autonómicas de Cataluña e impone una extraña y anacrónica forma de opresión a la comunidad de lengua española, que, aun siendo claramente mayoritaria, deja de existir a efectos legales, institucionales y públicos, pues ni es reconocida como tal ni, en consecuencia, está representada por los partidos políticos de este país  llamado Cataluña con un Parlamento capaz de dictar leyes —¡democráticas!—  contra más de la mitad de sus habitantes, contribuyentes y ciudadanos. La burguesía arracimada en torno al establishment político-económico de la Generalidad, conocido como el Rovell de l’ou, consigue copar todas las instituciones de poder y representación democrática y automáticamente se autolegitima y automáticamente deslegitima a la comunidad de lengua española que,  una vez decapitada y despojada de representación política e institucional, ni existe ni tiene derechos.

Mientras tanto, los  intelectuales e ideólogos de la comunidad de lengua española, atrapados en el dilema de  ser o deber ser,  permanecen sumidos en un silencio no ya sospechoso sino abiertamente cómplice.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿definirse como no nacionalista, o sea, como algo que uno no es es, constituye un acto de coraje o de cobardía?

El Bolchevique (historia placentina)

Allá por los años de nuestra última República, el tío Hermógenes (el Mógine para vecinos y amigos) tenía su predio — huerta avenada por el Jerte, amén de casa con establo y troje— en el llano  que se extendía, y parcialmente aún se extiende, desde el caño Soso, a los pies de la carretera del Valle, hasta  el canal que acompaña al río durante cuatro kilómetros y le ayuda a formar la Isla de Plasencia.

Hermógenes, pequeño y esmirriadillo, lo era aún más desde que, tras perder la pierna izquierda en un percance con su carro, le pusieron una pata de palo. Aun así, el hombre, ya en los sesenta, iba tirandillo, entregado en cuerpo y alma a las labores de su huerta. Allí se pasaba las horas con una pequeña botella de tintorro cubierta por la pernera del pantalón y pegada al palo que le servía de pierna. Cuando, de atardecida, acudía su mujer para llevárselo a cenar, Hermógenes ya había escondido la botella entre los matojos, de modo que tan pronto como la Ramona hacía intención de agacharse para inspeccionar sus entretelas, Hermógenes daba un brinco, se colocaba en lo alto del surco más próximo y rezongaba por lo bajini con aire de amenaza: «Me cago en dio, me cago en dio, que no respondo de mí…» Y, al tiempo que rezongaba y blasfemaba,  hacía amago de llevarse la mano a la cincha donde escondía la faca. Pero la Ramona, hermosota y, aparentemente,  mandona como una militara, se alegraba  de tener un hombre trabajador y valiente y se lo demostraba con algún que otro achuchón.

Parece ser que por aquellas fechas, primavera de 1933, llegó a la ciudad construida por Alfonso VIII para «complacer a Dios y a los hombres» un politicastro de los Madriles, que era como entonces se llamaba allí, en las orillas del Jerte, a los caciques de la capital. El susodicho tenia pensado pronunciar un discurso, mitin incluido, en los terrenos del cine Avenida. Pájaro bobo, que recogió la historia por vía oral, nunca consiguió saber cómo se llamaba el político y si era de izquierdas o de derechas. Tampoco llegó a saber si la historia era cierta o sólo una invención de su protagonista o de algún narrador anónimo con más imaginación que conocimiento.

Lo cierto es que, según parece, el tío Hermógenes estaba dándole a la azada, y de vez en cuando a la botella de tinto, cuando apareció a pocos pasos de él, exactamente en el camino que iba del caño Soso a la Isla, un hombre de porte distinguido y por lo tanto impropio del lugar y del momento. Hermógenes levantó la cabeza para preguntarle qué se le ofrecía, y el forastero, con visibles ganas de conversa, comentó no se sabe qué sobre la huerta, las sandías y los tomates, pero en seguida le comunicó al hortelano que, si quería cambiar sus condiciones de vida, debía ir al mitin del Avenida, al día siguiente por la tarde.  Que ahora  todo se hacía con mítines, que eso era lo democrático. Que, claro está, después había que votar. El tío Hermógenes, ni corto ni perezoso, le contestó que él sólo iba a los mítines en los que hubiera una bandera roja, pues él era bolchevique. «¿Cómo?» «Sí, yo soy bolchevique». El señor de los Madriles cambió al momento de tema y de cara, y, sin despedirse de su posible prosélito y votante,  enfiló el camino del caño Soso, poco menos que corriendo,  y en un periquete se plantó en la plaza porticada de la ciudad.

Cuando Hermógenes le contó el encuentro con el señorito madrileño  a  su Ramona, ésta quiso saber al momento  qué era eso de bolchevique, y, como él no supo darle razón,  la mujer, preocupada, fue a ver al señor cura, que, según todos los hortelanos de la ribera del Jerte, era persona leída e instruida. Así que la Ramona pronunció aquella palabra infame, don Juan Barba, párroco del Cristo de las Batallas, se llevó las manos a la cabeza y, cuando se repuso del soponcio, recomendó a la buena mujer y mala feligresa que no se lo dijera a nadie, que dejara a su Hermógenes en la huerta, pero sobre todo que no acudiera a la taberna ni hablara de aquello con otros hortelanos, no fuera a ser que cundiera la mala semilla y tuviera que intervenir el señor obispo. Que,  si  si intervenía, seguro que todos los comunistas de la ciudad iban a la cárcel y a él  le quitaban la parroquia por falta de celo.

La mujer hizo lo que le ordenó el señor cura en lo que pudo y estaba de su mano, pero alguien debió de propagar la especie, pues desde entonces el hortelano pata de palo pasó a ser Hermógenes el Bolchevique y, muerto él, sus hijas pasaron a ser las Móginas del Bolchevique y como tales vivieron hasta su defunción, ya avanzado el siglo XX.

Nota
Pájaro bobo procede de Hermógenes el Bolchevique por vía materna, pues su madre, la señora Lucía, era la mayor de las Móginas.

Lo que dice el Estatut: lo que dice Pájaro bobo (1)

LENGUA: Artículo 6.2

«El catalán es la lengua oficial de Catalunya [Cataluña]. También lo es el castellano, que es la lengua oficial del Estado español. Todas las personas tienen derecho a utilizar las dos lenguas oficiales y los ciudadanos de Catalunya [Cataluña] el derecho y el deber de conocerlas». El artículo 32 recoge el derecho a no ser discriminado por razones lingüísticas.

En opinión de Pájaro bobo, la formulación del  artículo 6.2 del Estatut, que se cita,  es incorrecta e incluso gravemente fraudulenta. En realidad, debería ser, por ejemplo:

«Toda vez que Cataluña, constituida actualmente en Comunidad Autónoma, forma parte indisoluble de España en cuanto nación y Estado de derecho, el español es el idioma  oficial de Cataluña a todos los efectos. En la Comunidad Autónoma de Cataluña el catalán tiene carácter de idioma cooficial, ni vinculante ni obligatorio.
Habida cuenta que todas las disposiciones legislativas del Parlamento de Cataluña están supeditadas a la Constitución española de 1978, también lo están todos y cada uno de los artículos de este Estatuto, que quedarán sin efecto tan pronto como se aprecie error grave y/o intencionado en su interpretación y/o cumplimiento».

En cuanto al artículo 32 del Estatut, Pájaro bobo entiende que, toda vez que contempla un derecho, su formulación debería ser positiva y asertiva, no negativa y punitiva;  mucho menos en primera instancia.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirán los separatistas catalanes la independencia de Cataluña y la supeditación de España y los españoles a Cataluña mediante una cadena de fraudes de ley?

Lo que dice el Estatut: lo que dice Pájaro bobo (2)

NACIÓN – PREÁMBULO

«El Parlament de Catalunya [Parlamento de Cataluña], recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Catalunya [Cataluña], ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Catalunya [Cataluña] como nación. La Constitución española, en su artículo segundo, reconoce la realidad nacional de Catalunya [Cataluña] como nacionalidad».

En opinión de Pájaro bobo, la redacción del Preámbulo es incorrecta en cuanto que no respeta el marco conceptual o semántico fijado por la Constitución española de 1978 para el término «nación» y el término «nacionalidad». El Parlamento de Cataluña ni ha recogido ni recoge el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, que nunca, nunca se ha definido, ni minoritaria ni mayoritariamente, como nación. En la Constitución española de 1978 se habla de nación, término referido siempre y sólo a España, y de nacionalidades como característica  específica de ciertas Comunidades Autónomas. Conceptualmente, nación es sinónimo de Estado y nacionalidad es sinónimo de Comunidad Autónoma.

De acuerdo con lo expuesto, Pájaro bobo considera que estamos ante un fraude legal en cuanto que se habla de soportes argumentales inexistentes —y, en cualquier caso, jamás avalados y contrastados— para definir un concepto político que no responde a la realidad social de Cataluña ni es refrendado  por una práctica  jurídica mínimamente sólida. La ciudadanía de Cataluña nunca se ha definido como una nación.
Por todo ello, el mencionado Preámbulo del Estatuto podría y acaso debería decir más o menos:

«El Parlamento de Cataluña, atento a la realidad social de Cataluña y respetuoso con ella,  declara que la sociedad de Cataluña está formada por dos comunidades lingüísticas: una comunidad de lengua española, equivalente en la actualidad al cincuenta y dos por ciento de su población, y una comunidad de lengua catalana, equivalente en la actualidad al cuarenta y ocho por ciento restante.  Es derecho y obligación de este Parlamento tener en cuenta dicha realidad social para  darle expresión adecuada en esta institución y velar por que tenga igualmente expresión adecuada, en términos de representación democrática, en todas las instancias e instituciones que conforman la Comunidad Autónoma de Cataluña».

Lo que dice el Estatut: lo que dice Pájaro bobo (3)

FINANCIACIÓN: ARTÍCULO 210.1

«La Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalitat es el órgano bilateral de relación entre la Administración del Estado y la Generalitat en el ámbito de la financiación autonómica». El artículo 3.1. consagra el principio de «bilateralidad» en las relaciones de la Generalitat con el Estado.

Pájaro bobo entiende que las fórmulas presentadas  a modo de hechos consumados y aceptados  en los dos artículos del Estatut que se citan son abiertamente contrarias a la doctrina contenida en la Constitución española de 1978, en la que se hace constar taxativamente que las negociaciones entre el Estado y las Comunidades Autónomas en asuntos económicos se regirán, con carácter imperativo, por la ley orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca). Esta ley remite a su vez al Consejo de Política Fiscal y Financiera concebido como foro de encuentro de las Comunidades Autónomas de régimen común (caso de Cataluña).

¿Qué es la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalitat? ¿De dónde emana su condición de órgano bilateral en las relaciones Administración del Estado-Generalitat para  el ámbito de la financiación autonómica?

Pájaro bobo considera que,  estando regulado el modo de  financiación de todas las Comunidades Autónomas con un mismo régimen, no resulta aceptable, en términos juridicos,  que una de ellas pretenda después romper el marco legal igualitario y exigir un trato de favor por separado. La aceptación de esa fórmula  llevaría inexorablemente a lo que en realidad persiguen los autores/redactores del Estatuto de Cataluña: la destrucción de España y la financiación de la independencia de Cataluña con cargo a los presupuestos del Estado, convertido, curiosamente, en una especie de mantis religiosa: dejará de existir en el instante mismo en el que se consume la procreación del nuevo Estado soberano, habida cuenta que, a partir de ahí, está previsto que se produzca una auténtica estampida.

Economía hogareña: el modelo de los tres tercios

El modelo de los tres tercios (33%, 33%, 33%) tiene aplicación en diversos campos. Dada su condición de administrador familiar o economista, Pájaro bobo lo ha adoptado en su hogar. En esencia, el modelo consiste  en dividir mensualmente tanto los ingresos como los gastos de una unidad operativa, en este caso una familia, en tres partes básicamente iguales.

El primer tercio de los ingresos se destina a  la alimentación de la familia y los gastos diarios y semanales inherentes a la casa. El segundo tercio, a la parte proporcional de los gastos de cierta entidad y de periodicidad mensual o superior, así como a inversiones (coche, muebles, etc.). El tercer tercio se destinará a ahorro, al menos en una situación ideal. En la práctica, el tercer tercio debe actuar como margen de seguridad, pues marca el límite, 66%, que, en aras de la propia seguridad, la economía familiar no debería sobrepasar. Sólo cuando se dispone de suficientes garantías en forma de reservas debe disponerse del tercer tercio. En cualquier caso, el dinero ahorrado en un mes nos permite saber si estamos en condiciones de asumir un crédito hipotecario o personal, así como su cuantía y su duración.

Cuando aún no se posee una situación económica que permita adoptar el modelo de los tres tercios es conveniente retener  su esquema conceptual, de modo que actúe al mismo tiempo como referente y como elemento corrector a la hora de efectuar gastos de la índole que fuere, sobre todo si son superfluos y gravosos o muy gravosos.

Pájaro bobo considera que para una familia de nivel medio  siempre o casi siempre es preferible operar con una caja de ahorro, pues estas entidades practican una política menos agresiva que los bancos y, por tradición, poseen un carácter familiar y social del que éstos carecen. Una medida siempre sana consiste en eliminar todas las formas de crédito encubierto, en especial las tarjetas de crédito, y todos los subterfugios de la fidelización, pues en la práctica ésta se convierte en una auténtica coraza  de la que puede resultar muy difícil deshacerse.

Es asimismo conveniente desglosar el  presupuesto mensual  en semanas y detallar los gastos correspondientes a cada una de ellas, de modo que sepamos siempre dónde estamos (el dinero que tenemos) con relación a lo que queda de mes con sus gastos previstos y no previstos. Si se inicia el mes con déficit, lo más probable es que se termine el mes con un déficit aún mayor, pues siempre hay imprevistos.  Por eso, a ser posible, a la hora de hacer el presupuesto mensual debe dejarse  un margen para imprevistos.

Si no se tiene un presupuesto que permita adoptar el modelo de los tres tercios, conviene retenerlo como referente para controlar y orientar los gastos. Si se tiene un presupuesto que permite adoptar el modelo de los tres tercios, conviene no sobrepasar nunca el límite del segundo tercio (66%).

Crisis económica mundial: tres ideas

Aprovechando su larga y fructífera experiencia como  administrador hogareño o economista y, por qué no,  su carencia de estudios académicos de economía, Pájaro bobo formula y expone aquí y ahora tres ideas que como mínimo tendrán siempre  el aval de eso que, gracias a Nicolás de Cusa, desde el siglo XV se ha venido llamando docta ignorancia.

Primera idea. La crisis económica actual es esencialmente fruto de los abusos persistentes y crecientes, todos ellos bajo el mismo signo,  de la economía especulativa, esa que, a ser posible, opera exclusivamente con dinero en su condición de valor de cambio, aunque tal vez  también puede afirmarse que, en su ámbito, el dinero tiene a la vez valor de cambio y valor de uso, pues se compra y se vende dinero con dinero. En cualquier caso, aquí, las diferentes formas que adopta el dinero hacen de él la mercancía, en el fondo siempre la misma,  frente al dinero en sí mismo como valor de cambio.

Por  múltiples razones, en el curso de los últimos años la economía especulativa entró  en un proceso de aceleración que, al quedar fuera de control, ha terminado por amenazar la supervivencia misma de todo el sistema económico capitalista oculto bajo la eufemística fórmula de economía de mercado. Ahora la cosa va en serio, pues el parásito y depredador amenaza con devorar al organismo anfitrión depredado.

Segunda idea. La falta de confianza de los sectores económicos e industriales afectados, así como de los gobiernos implicados en el proceso, es, en opinión de Pájaro bobo, una consecuencia, no una causa del proceso de aceleración y descontrol de la economía especulativa. Esa falta de confianza es en realidad una pérdida de confianza que se produce a la vista del panorama económico existente. A juicio de Pájaro bobo, dicha pérdida de confianza constituye una llamada de alerta y como tal debe ser interpretada por las instancias implicadas y los sectores económicos afectados. Ahora, para sobrevivir, el organismo anfitrión depredado se ve obligado a salvar a su parásito y depredador. ¿Será que un organismo mínimamente sano no puede vivir sin parásitos y depredadores?

Tercera idea. Parece que ha sido Sarkozy quien ha dicho recientemente  que en su momento habrá que repensar el sistema económico capitalista constituido por una economía de mercado en un mundo globalizado.  En este apartado cabe pensar en la adopción de medidas de control por parte de los gobiernos nacionales y, en el caso de Europa, por parte de un eventual gobierno comunitario, pero no parece razonable, sí racional, pensar en un sistema alternativo impulsado e impuesto por los organismos internacionales. De momento,  se diría que el ser humano está condenado/destinado a seguir siendo hijo y padre, padre e hijo de su egoísmo, la fuerza matriz y motriz elegida por la naturaleza para organizar la lucha por la supervivencia.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá algún día la sociedad humana liberarse de sus parásitos y depredadores?

La incierta gloria de los irreductibles

En una dictadura encubierta como la que tenemos hoy en Cataluña, con una sociedad civil sometida, nolens volens, al dictado de la clase dominante, valedora y beneficiaria de la ideología dominante en cuanto estructura de poder político, social  y económico, no son precisamente muchos los  que se han mostrado y se muestran dispuestos a presentar batalla a un poder ilegítimo por abusivo e inmoral. De hecho, a lo largo de la historia no han abundado los suicidas. Las dictaduras, sí. Y, en contra de todo lo que se ha escrito y se escribe, para conseguir sus objetivos a las dictaduras  les basta y les sobra por lo común con un arma de dos filos: la promesa del premio y la amenaza del castigo.

Hoy, en Cataluña, la fórmula vale para algo así como el noventa o noventa y cinco por ciento de la población. El cinco o diez por ciento restante corresponde a los irreductibles, seres que han decidido mantener y defender a toda costa ese disparate absurdo, ajeno a la cordura y el seny, llamado dignidad, no  enajenarla.

Ahí están. Pero valedores y servidores de la ideología dominante han recibido órdenes de acabar con ellos. Algún separatista catalán ha dicho alguna vez, ¡en público!, que el límite del independentismo militante es el asesinato.  Es posible que así sea, al menos de momento. En cualquier caso, sabemos que quienes así piensan y actúan no dudan en someter a los elementos irreductibles a condiciones de muerte civil.

Cuando le llega la hora, el irreductible es despojado —¡sigilosamente!— de su puesto de trabajo y alejado del mercado laboral, reducido a la no existencia como intelectual y cabeza pensante, marginado socialmente y sometido a un acoso implacable en su entorno vecinal e incluso familiar. Para ello se recurre por norma general a medios y agentes alejados, al menos en apariencia, del separatismo catalán, pues lo que se pretende es que el irreductible quede desacreditado socialmente por su comportamiento, no por sus ideas políticas. Así, el irreductible pondrá de manifiesto su carácter asocial y agresivo en sus relaciones con amigos, conocidos, miembros de su propio partido más sumisos y en general con personas calificadas como dóciles por los valedores de la ideología dominante. Siempre fue así y así es  también aquí y ahora, entre nosotros. El disidente es por definición un perturbado mental. Y, en cierto modo, lo es realmente,  pues su comportamiento no responde al instinto de supervivencia. De hecho, el disidente podría constituir la contrafigura del esclavo, definido por Hegel como aquel que lo supedita todo a la supervivencia.

Consumada con éxito la operación de acoso, al irreductible le quedan pocas salidas, si es que sobrevive. De hecho, entonces unos abandonan el país, otros se rinden y cambian de bando, otros se ven obligados a separarse de la mujer y de los hijos y sobreviven como piltrafas humanas por su mala cabeza. Como arma político-policial, la muerte civil persigue la destrucción psicológica de la persona. Y en muchos casos lo consigue.

Esa es la incierta gloria que espera con toda probabilidad a aquel que, por irreductible, figura en los ficheros secretos de la Generalidad y su régimen político de carácter mafioso e inmoral con el sello/estigma: «EC» (Enemic de Catalunya).

En cualquier caso, al que quiera mantenerse fiel a sus ideales en estas tierras y estos tiempos tal vez le convenga pensar que  va a morir no como un héroe sino como un delincuente. Pájaro bobo lo piensa  y precisamente por eso se ha refugiado en la realidad virtual de su búnker de pladur en espera de su día y su hora.

Trabaluengas

España está parasitada,

quién nos la desparasitará,

el desparasitador que nos la desparasite

y de bancos y banqueros la libere,

buen desparasitador será.

SOS: S.O.M. = Save Our Money = Salvad Nuestro Dinero

Todos, explotadores y explotados, coinciden ahora en que hay que salvar el capitalismo, ese sistema  económico en el que unos venden y otros compran, sin contar los que sólo miran, utilizando el dinero como elemento o valor de cambio. Unos y otros, vendedores y compradores, mirones aparte, han llegado a la sabia y triste conclusión  de que el capitalismo es el sistema de explotación que permite vivir y sobrevivir a más explotados en  condiciones menos humillantes, sin olvidar la perspectiva, siempre presente en el alma del ser humano, de pasar de explotado a explotador, algo que ni los socialistas utópicos ni los bolcheviques revolucionarios tuvieron debidamente en cuenta. Y el hecho es que somos hijos del capitalismo de nuestros padres y padres del capitalismo de nuestros hijos. Por lo tanto, hay hombre viejo para rato. Struggle for life. Lucha por la vida.

No para siempre. A Pájaro bobo, acaso  más fantasma que animal de carne y hueso, le entristece el panorama como le entristece y le duele el papel de la religión en este trance, pues trance es, no destino.  No ver el mal y condenarlo. No ver el bien y asumirlo. ¿Qué hacemos entonces los pobres creyentes con el Espíritu Santo?

Pájaro bobo ha soñado que una multitud se dirigía a sus gobernantes y les gritaba: «¡Salvad nuestro dinero! No olvidéis, ni por un momento, que nuestro dinero es vuestro dinero y que vuestro dinero es nuestro dinero». Y, a juzgar por la cara que han puesto todos ellos —desde el Sarkozy y el Brown hasta el Bush, pasando por el Zapatero—, no hay duda de que han capito el mensaje. Y escrito está: mensaje capito, mensaje finito.

Por lo visto, ahora se trata de apuntalar el sistema capitalista, sustentador de la llamada economía de mercado. Pájaro bobo se malicia que no va a ser una intervención quirúrgica (o sea,  a dos manos) con cuchillo y a fuego vivo, sino que todo se va a reducir a un tratamiento medicamentoso: unos cuantos parches  y poca cosa más. El capitalismo es, por definición, irracionalmente racional. O racionalmente irracional. Marx tenía razón pero se equivocó. El capitalismo es ese enfermo incurable que pospone una y otra vez su tránsito.  En cualquier caso, hasta ahora nadie ha prevalecido contra él. La Iglesia ni lo ha intentado.

Anyhow, Pájaro bobo considera que habría  que reducir tanto el ámbito operativo como la panoplia de armas ofensivas y defensivas de la economía especulativa, esa economía que vive a expensas  de la economía productiva, integrada por todos cuantos, obreros y empresarios, producen bienes para  la sociedad. Pero, una vez más, será un apaño para salir del paso y seguir tirando unos cuantos años.  Al menos, eso es lo que algunos temen y muchos desean. La historia se repite, y, si se repite, es que el ser humano no aprende.

A Pájaro bobo le quedan pocas ganas de volver a ser un animal de carne y hueso. Seguirá en su búnker de pladur.


El Idióticon de Pájaro bobo
Trabaluengas.
Variante de trabalenguas propia de Pájaro bobo. En ella, la palabra se identifica con el acto de habla al que da nombre.
Estupidecer. En postugués existe el verbo estupidecer; oficialmente en español, no, aunque algunos lo utilizan. Se trata, pues, de una insurpación. En cualquier caso cabe pensar, por ejemplo, que las estupideces estupidecen.

El desmadre de los brokers

El título de esta entradilla tal vez suene a juerga pitorrona o a happening de la alta suciedad marbellí o ibicenca, pero en realidad alude a un desfalco, un desfalco monstruoso, tan monstruoso que en realidad es una suma de desfalcos billonarios (no sólo billones estadounidenses sino también billones españoles, que son más grandes). ¿Y qué es un desfalco?

Según nuestro diccionario, el desfalco, en cuanto acción de desfalcar, consiste en «tomar para sí un caudal que se tenía bajo obligación de custodia». De acuerdo con las entendederas de Pájaro bobo y su lenguaje,  los brokers de los parqués de todo el mundo han desfalcado los caudales que tenían bajo obligación de custodia. Esos caudales constituyen o al menos constituían la materia prima de la economía especulativa, esa economía que opera exclusivamente con dinero erigido al mismo tiempo en valor de uso y valor de cambio, sin escoria. Situación grave, gravísima, apocalíptica.

En esas estábamos, con  miles de brokers millonarios y multimillonarios pero sin caudales, cuando, conscientes del peligro, los gobiernos que están detrás de los gobiernos de las naciones más poderosas del mundo, ordenaron  a sus respectivos pupilos que lanzaran la preceptiva llamada de alerta. Y los pupilos lo hicieron: desde Bush el expeditivo hasta Zapatero el remiso, pasando por Sarkozy el listillo.

En el caso de España, la situación del parqué, terreno de juego de esas figuras simbólicas de la economía especulativa llamadas brokers,  es acaso más grave que en otros países, pues  tenemos como jefe de Gobierno a un irresponsable e ignorante  y como contador y tesorero del erario público a un personaje al que, en razón de sus últimas actuaciones, Pájaro bobo no duda en definir como Fachidiot, término alemán que se puede traducir perfectamente  por «especialista idiotizado».

En cualquier caso, Pájaro bobo considera que,  una vez reparada la avería por vía urgente y restablecido el funcionamiento de la red, habría que proceder al saneamiento integral  del sistema operativo para evitar en lo posible  que se repitan situaciones como la actual y exigir responsabilidades.

Para ello, a su juicio, la sociedad civil debería tomar la iniciativa y llevar a cabo las siguientes acciones:

1) Pedir explicaciones a los partidos políticos, al Gobierno y al Banco de España.
2) Exigir que los partidos políticos y el Gobierno pidan explicaciones a los responsables del Ministerio de Economía y afines, así como al Banco de España.
3) Exigir a los responsables del Ministerio de Economía y afines, así como al Banco de España, que pidan explicaciones a los responsables de las entidades económicas y financieras que operan en nuestro espacio económico.
4) Exigir que los responsables de las entidades económicas y financieras pidan explicaciones a los responsables de los departamentos implicados directamente  en el desfalco.
5) Exigir al Gobierno y al Banco de España que presenten las conclusiones de sus investigaciones y las medidas  adoptadas y previstas en relación con el desfalco.

Resumen. Se trata de delimitar el ámbito del desfalco y simultáneamente de identificar con nombres y apellidos a sus autores y coautores. De entrada podemos decir, sin peligro de error, que el Gobierno es culpable de un delito cometido en el ámbito de sus competencias y responsabilidades.

Pájaro bobo entiende que aquí la sociedad civil tiene la primera y la última palabra. Ella es la que debe iniciar las acciones legales y exigir responsabilidades para clarificar el fraude y procesar a los  culpables. Ninguna instancia política lo va a hacer, pues todas son corresponsables y, por lo tanto, culpables en mayor o menor medida. En definitiva, aquí tenemos un delito de inmensas  dimensiones en su cuantía que ha sido posible merced a múltiples formas de dejación en el control de las actividades económicas y financieras que tienen lugar en el ámbito español.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿nos encontramos acaso ante un delito que por sus dimensiones queda a cubierto de toda acción legal?

Aclaración
El billón español tiene un millón de millones; el billón estadounidense tiene mil millones.

Operación Sarkozy: sanear el capitalismo

Probablemente, la crisis que en estos momentos sacude el universo económico-financiero va a tener a la postre su lado positivo: provocar una acción/reacción colectiva de las principales economías mundiales en pos de una vía  más racional y, curiosamente, también más realista. Sarkozy, fiel a su estrella, parece dispuesto a liderar esa acción colectiva  con una meta y tres objetivos.

Aunque se ha empezado a hablar de proyectos como refundar el capitalismo, Pájaro bobo entiende que una meta loable y realista puede ser sanear este sistema que, después de casi un siglo de servicio desde su último gran quebranto, ha sufrido, o está a punto de sufrir, un colapso que paralizaría toda su actividad. Para conseguir esa meta, el hábil y audaz político francés ha fijado sus ojos en tres objetivos: el Fondo Monetario Internacional, los paraísos fiscales y los fondos de alto riesgo (hedge funds).

El Fondo Monetario Internacional (FMI) cumple entre otras funciones la de supervisar las políticas cambiarias de los Estados miembro de acuerdo con la situación general. Además colabora en proyectos nacionales de ajuste y reforma y presta asistencia técnica, en el ámbito de la economía y las finanzas, a los países miembro que se la solicitan.

Como es sabido, los paraísos fiscales son países o territorios en los que se pagan impuestos muy bajos o nulos por los capitales depositados en sus bancos. El Gobierno español tiene «fichados» 46 paraísos fiscales. Para nosotros, los más conocidos son probablemente Andorra y Gibraltar.

La razón de ser de los fondos de alto riesgo o hedge funds es obtener beneficios a muy corto plazo. Por ese motivo y por escapar al control de los gobiernos en cuanto que no están regulados, pertenecen con todo derecho a la economía más especulativa.

No sabemos si Sarlozy va a conseguir su ambicioso objetivo de refundar el capitalismo, pero ya el solo hecho de querer sanear el modus operandi de la economía especulativa mediante un control más riguroso de sus prácticas y su campo de acción merece el apoyo decidido de todos los gobiernos.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se puede pensar hoy en una alternativa al capitalismo que no sea otra forma de capitalismo?

Zapatero repite, Montoro avisa, Moratinos jama (del verbo jamar)

Si en infausto y ya olvidado momento Zapatero dijo estar dispuesto a apoyar el Estatuto que saliera del Parlamento de Cataluña, ahora el su(b)sodicho afirma que garantiza la colaboración del PSOE para que salgan adelante los presupuestos de las corporaciones autonómicas y municipales correspondientes al año 2009, «sean del color que sean». Como ya sabemos qué ha sido del mencionado Estatuto y dónde se encuentra en estos momentos, también podemos —y debemos—  imaginar qué va a pasar con su nueva y última promesa.

En rigor, se trata de una práctica abiertamente inmoral y desleal, como ha denunciado Cristóbal Montoro, valor a tener en cuenta en el ámbito de la política española más seria y responsable. Montoro ha afirmado que apoyar los presupuestos de las Comunidades Autónomas y los ayuntamientos, «sin verlos», socava «los fundamentos de la democracia». Eso, como mínimo.

Y, como mínimo, debemos decir que Moratinos, nuestro titular de Exteriores vive en la inopia. Según este ujier de la política, en España no hay problemas de separatismo. Por lo visto, el angelito no ha oído hablar ni de las embajadas de Cataluña en medio mundo, ni de las selecciones deportivas catalanas, ni de la dictadura encubierta instaurada en Cataluña, ni del terror que viven en Vascongadas quienes se sienten y se declaran españoles, ni de la persecución del idioma español al menos en tres Comunidades Autónomas con una lengua llamada impropiamente propia.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Constituyen las promesas con kindersorpresa trampa de Zapatero una nueva y extraña forma de fidelización?
¿A qué se deben las palabras del tragasopas Moratinos, a ignorancia o a maldad?

Ágora Socialista

El colectivo Ágora socialista surge en torno al año 2005 como una corriente crítica con la política oficial del PSC (Partido de los Socialistas de Cataluña), integrado de hecho en el frente separatista que con el tiempo recibirá el nombre oficioso de Partido Unificado de Cataluña, único existente en esta Comunidad Autónoma desde los años de la Transición. Ese partido o suma de partidos copa de hecho todos los resortes de poder y representación democrática, que otorga a la comunidad de lengua catalana, a la vez que oprime a la comunidad de lengua española, la cual,  a pesar de ser mayoritaria, oficialmente no existe y, en consecuencia, carece de representación en las instituciones autonómicas hasta la irrupción del Partido de los Ciudadanos en las últimas elecciones.

Desde antes de su fundación oficial, Ágora Socialista ha estado presente en todas las batallas que se han librado en defensa de los derechos constitucionales y democráticos de los miembros de la comunidad de lengua española de Cataluña. Y en esa lucha sigue. Ahora, como prueba de su vitalidad y capacidad de convocatoria, organiza un ciclo de conferencias que, como los organizados con anterioridad, contará con la colaboración de todos los partidos y todas las entidades cívicas que vienen luchando durante décadas contra catalanismo separatista y opresor, desde el Partido de los Ciudadanos y UPyD hasta Asociación por la Tolerancia.

Ágora Socialista aspira a ser el interlocutor natural, legítimo y leal del PSOE en Cataluña, un PSOE que está obligado a escuchar y conocer la verdad de lo que aquí ocurre, frente a las vilezas de Montilla y sus secuaces.

Arte: de Bacon a Goya pasando por Tàpies

A los ojos de Pájaro bobo el retrato de Francis Bacon ideado y ejecutado por Lucien Freud, su amigo de enfrente, tiene mérito. Cuatro rasgos que son otras tantas facciones como cita y sinécdoque del rostro, el rostro como cita y sinécdoque del alma, un alma atormentada por los demonios del espíritu y de la carne. Freud, el retratista, gusta de ensañarse con las mujeres, mujeres jóvenes a ser posible. A Francis Bacon le gustaba que los hombres, preferentemente  toscos y rudos, se ensañaran en su cuerpo y con su cuerpo.

El dublinés poseía un ego dominado por una soberbia inmensa.  Como Richard Wagner,  como Herbert von  Karajan, dioses de la música teatral; cada uno de ellos a su manera, en su escenario.

A juicio de Pájaro bobo, Francis Bacon no era precisamente un maestro ni del dibujo ni de la pintura ni del grabado. Aun así, su obra tiene fuerza,  mucha fuerza, fuerza agresiva, fuerza destructiva, fuerza vengativa. Francis Bacon vierte su fiebre sadomasoquista en lo que hace y deshace: retratos que no son retratos, cuerpos que no son cuerpos, arte que nunca fue arte.

No sabemos si Francis Bacon pasará a la historia del gran arte. Goya ya está en ella. Con todo merecimiento. A  diferencia del irlandés, él sí  sabía dibujar y pintar y grabar. Además tenía pulso y temple.  A Pájaro bobo, Goya, genio español por antonomasia, lugareño grosero y hosco,  le recuerda Beethoven. Físicamente. También sordo.

Antoni Tàpies tiene algo que le acerca, acaso esporádica o tangencialmente,   a  Francis Bacon, al menos para este observador. Lo suyo no es ni dibujo ni pintura ni escultura.  Y, aunque el alma del catalán está dominada por una soberbia equiparable a la del irlandés, sus obras están presididas por una extraña mesura y una no menos extraña austeridad. Tàpies no destroza la naturaleza, ni los cuerpos, ni esos orificios por los que se asoma el alma. Lamentablemente,  lo suyo tiene muy poco de arte, arte para la historia. Lo que hace Tàpies es quincalla o, si se prefiere, bricolaje del tipo do it yourself.

Montilla: ni sabra ni hereu, prosélito

En opinión de Pájaro bobo, para ser hereu de Pujol hay que ser sabra, para ser sabra hay que pertenecer a la burguesía de casa nostra, para pertenecer a la burguesía de casa nostra hay que ser hijo natural y reconocido de, al menos, una de las cien familias de la Barcelona industrial, la misma que ha venido cardando y tejiendo la lana en estos sus lares  desde antes de la Revolución industrial.

Si no se es sabra no se puede pertenecer al Sanedrín, Consejo Asesor de Cataluña. Se puede ser, a lo sumo, presidente accidental de la Generalidad. Evidentemente,  Montilla no es un sabra. A pesar de toda su perfidia, Montilla será siempre y sólo un prosélito, tanto en la Generalidad como en el Colegio Alemán. Y, desde los tiempos bíblicos, el prosélito —traidor por partida doble— es un ser despreciable y despreciado.  Eso se aprende en la escuela, de niño.

Pájaro bobo se inclina a pensar que el tal Montilla tiene un deplorable oído musical. Y, sin oído musical, es muy difícil aprender bien una lengua extranjera. Quiere decirse, su entonación. Y es sabido que el tono hace la música. En la lengua del Colegio Alemán: Der Ton macht die Musik.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué la izquierda española, incluida la de casa nostra, sigue empeñada en ignorar que el fenómeno catalán es esencialmente, en su origen, en su composición, en sus medios y en sus fines, un movimiento burgués?

España: ni en los G-8 ni en los G-20

Salir de España con dos o tres idiomas de primera división en el caletre y en la boca es una inteligente manera de descubrir tanto lo que somos como lo que no somos. Quimeras aparte, la medida debería aplicársela Zapatero, dada su ignorancia respeto a lo que ocurre en el mundo y respecto al lugar que España ocupa en él.

Quimeras aparte, ahora el supuesto políglota y presunto hombre de Estado podría/debería salir corriendo, no para imitar a Sarkozy, sino para poner remedio a la situación: España no figura en el mapamundi  económico. Los veinte países económicamente más poderosos del mundo se disponen a celebrar una cumbre para planificar el nuevo orden mundial y España no está presente en ella por la sencilla razón de que Estados Unidos, país anfitrión y factótum, no la ha invitado o, para ser exactos, ha ignorado deliberadamente a su jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero. Ajuste de cuentas, sí, pero, por encima de todo, prueba rotunda y fehaciente de lo poco que somos y de lo poco que contamos en el mundo de las finanzas y en las finanzas del mundo.

Cabe pensar que, como tantas veces y en tantas ocasiones, ahora el tal Zapatero va a colmar de promesas a los responsables del Pentágono y les va a decir cosas como: «Estamos dispuestos a enviar a Afganistán y  a donde ustedes manden y ordenen un cuerpo de legionarios para que luchen en primera línea de fuego y en las zonas más peligrosas, así como una división acorazada completa, hombres y equipos; por ejemplo, la división Brunete. Además estamos dispuestos a firmar ahora mismo  la compra de tres fragatas, tres acorazados y tres portaviones. Pago a tocateja».  Y en  ese plan, hasta conseguir el beneplácito de Bush, sus asesores y sus contables, con la preceptiva e inexcusable tarjeta de invitación a la cumbre. Tarjeta American Express, of course.

Evidentemente, Pájaro bobo no sabe si Zapatero va a conseguir su objetivo y va a salir en la próxima foto de jefes de Gobierno en el Pentágono gracias a su sempiterna treta de promesas con kindersorpresa, pero sí se atreve a pronosticar que el aspirante/suplicante/mendicante se va a emplear a fondo y, como tantas veces y en tantas ocasiones, va a prometer lo que no debe y lo que, después, no piensa cumplir. Lamentablemente para él,  la experiencia nos enseña que al final todo se sabe.

Lo más triste del caso no es que Rodríguez Zapatero sea un irresponsable, un embustero y un amoral-inmoral, sino que España y los españoles tengamos que pagar sus traiciones.

¿Dos preguntas ingenuas e intempestivas?
¿Alguien cree sinceramente que lo de Zapatero, visto como caso patológico, tiene remedio?
¿Cabe la posibilidad de pedir a  Mister Bush que curse una invitación personal  a su amigo Anzar para que éste asista a la cumbre económica en representación de España y al menos salve los muebles?

Ley de memoria histórica, no; reconciliación nacional, sí

Llevado de su ignorancia, Pájaro bobo quiere creer que, como los pecados, los delitos en sí mismos no  prescriben. Prescriben, cree él, los plazos para denunciarlos, enjuiciarlos y penalizarlos.

Llevado de su ignorancia, Pájaro bobo quiere creer  que en un Estado de derecho ni hay ni debe haber delitos que queden impunes por falta de instancias judiciales competentes.

Llevado de su ignorancia, Pájaro bobo quiere creer que en cada caso concreto el magistrado competente debe ser designado por la autoridad competente, cerrando el paso a intromisiones indebidas, incluidas acciones motu proprio de tipo voluntarista.

Llevado de su ignorancia, Pájaro bobo quiere creer que, con referencia al período de nuestra Guerra Civil,  la existencia de pruebas tan numerosas como irrefutables en forma de corpora delictorum da derecho a hablar de crímenes y a  iniciar las acciones judiciales pertinentes, una vez comprobado que no se hizo ni  en su momento ni en fecha posterior.

Llevado de su ignorancia, Pájaro bobo quiere pensar que un Estado de derecho no debe pasar página y asentar la legalidad vigente sobre miles de crímenes y miles de cadáveres que se hallan todavía en fosas comunes.

Llevado de su ignorancia, Pájaro bobo quiere creer que los españoles tenemos el derecho y la obligación de conocer la verdad y tratar de restablecer la dignidad y el honor de todas las personas agraviadas, pero personalmente no está de acuerdo con una ley concebida como ajuste de cuentas que perpetúe el enfrentamiento fratricida de los españoles .

Pájaro bobo, hijo de la guerra,  sueña con un futuro en paz nacido de la acción conjunta de un poder judicial competente, imparcial y magnánimo y una sociedad civil generosa, suficientemente generosa para anteponer el perdón a la venganza, la reconciliación de los españoles  a la memoria histórica.

Cataluña: del cangrejo ermitaño a la mantis religiosa

La clase política catalana viene practicando una ingeniosa táctica que consiste en instalarse en determinadas instituciones estatales de proyección internacional y, una vez se ha instalado y se ha apoderado de ellas, sustituir al Estado anfitrión.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿quién ha enseñado a los separatistas catalanes esa táctica que combina la usurpación de las instituciones del Estado anfitrión con su muerte y fagotización?

Todos con España por España

Como a juicio de Pájaro bobo, dado un problema, sólo son válidas aquellas aportaciones que ayudan a resolverlo, en estos momentos y en este trance  —próxima cumbre del G-20—,  todos debemos apoyar lealmente al Gobierno de España, cualesquiera que sean nuestros sentimientos individuales, para que, a ser posible,  España esté presente en ella en las mismas condiciones que los demás países.

Pájaro bobo considera asimismo que Rajoy actúa correcta y lealmente cuando ofrece su apoyo incondicional al Gobierno por ser el Gobierno de España. Si España queda fuera de la cumbre, los españoles, incluidos aquellos que lo son a pesar suyo,  lo lamentaremos  pues tendremos que pagar las consecuencias. La historia nos enseña que nuestros períodos más tristes han sido aquellos en los que España ha permanecido separada de  Europa y del mundo, sin ocupar el lugar que le corresponde por derecho.

Mientras tanto, Zapatero debe aprender que en política internacional no sirven de nada las trapisondas  y las añagazas con las que acostumbra a burlar y a engatusar a los gerifaltes autonómicos. Al menos, eso cree él.

¿Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué hará Zapatero si, finalmente, no es invitado a participar en la cumbre como jefe de Gobierno y  miembro de pleno derecho ni del G-8 ni del G-20?

Estados Unidos: anfitrión, croupier y jugador

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos es hoy la única superpotencia existente en el mundo. Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos es una superpotencia política, económica y militar. Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, España se halla en la zona de influencia de Estados Unidos en lo político, en lo económico y en lo militar; en un lugar impreciso de Sudamérica y acaso en  la tercera fila por orden de importancia, pero en su zona de influencia.

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, la economía de Estados Unidos es una economía de guerra, pues, para bien o para mal, nos guste o no nos guste, la máquina industrial y económica de Estados Unidos es accionada por su Departamento de Defensa. Y, para bien o para mal, nos guste o no nos guste, ese Departamento de Defensa fabrica y exporta armas con las que monta  guerras en zonas del globo siempre situadas lejos de Fort Knox  y seleccionadas previamente de acuerdo con sus intereses,  pues,  para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos, es una potencia militar imperialista.

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, eso es una realidad que hay que aceptar como tal. Y, si ahora Estados Unidos organiza una cumbre de los veinte países más poderosos del mundo en el ámbito económico, es, para bien o para mal, nos guste o no nos guste, para poner orden en su maltrecha economía y, de paso y como por añadidura,  en la de esos otros países y en la de todo el mundo.

Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, Estados Unidos piensa y actúa siempre en primera persona. Naturalmente eso lo saben todos los demás países, empezando por el Reino Unido, su padre histórico, y siguiendo con Rusia,  vieja y nunca rendida antagonista, y con esos  amigos/enemigos suyos conocidos como el hijo de De Gaulle y la heredera de Adenauer.

Rodríguez Zapatero, inútil total en política internacional como su subalterno y Black Jack Moratinos, debería saber todo eso y algunas cosas más. Por ejemplo, que a un tahúr avispado y avisé (Gambler) nunca se le ocurriría intentar engañar al que reparte las cartas. Y menos en ese casino que es su casa.

Ahora, Estados Unidos ha organizado una partida (léase, si se quiere, timba) con los representantes de los veinte países económicamente más poderosos del mundo. No sabemos si Zapatero, a fuerza de humillarse y humillar a los españoles, va a estar presente. Lo que sí sabemos es que el que parte y reparte se queda siempre con la mejor parte. El ruso, el francés, la matrona alemana e incluso el británico lo saben y están al acecho. Hasta ahora, nunca nadie tuvo tanto poder como para quedarse con la baraja y el dinero de todos los invitados, comensales y comitentes.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuáles serán las fuerzas en presencia y su correlación sobre el tablero cuando termine la crisis política que, según este observador, seguirá a la la crisis económica que acaba de empezar?

Crisis económica + crisis política = segunda Gran Depresión

Juan Velarde Fuertes decía ayer en el diario ABC que la actual crisis económica va a ser larga, pues   podría durar unos seis años y eso en el caso, harto improbable, de que se hagan las cosas bien. Cabe pensar, pues, que tenemos ante  nosotros un panorama de unos diez años entre fase y período de descenso (seis años) y fase y período de recuperación (cuatro años), que también formarán parte de la crisis.

Pájaro bobo, basándose en cierto conocimiento de la historia contemporánea y  de ese período que va de la República de Weimar a la Guerra Fría, pasando por la Gran Depresión, el triunfo del militarismo de cuño germánico y la Segunda Guerra mundial, se inclina a pensar/vaticinar que, muy probablemente, la actual crisis económica irá  acompañada, unas veces simultánea y otras sucesivamente, por una crisis política de dimensiones universales  en cuanto que previsiblemente afectará, con intensidad variable,  a países del primer mundo, del segundo mundo y del tercer mundo.

Podemos y acaso debemos imaginar asimismo que la crisis económica que ahora se inicia va a significar el fin de un  ciclo histórico y, con harta probabilidad,  va a afectar profundamente al modelo vigente  —el modo de producción capitalista y su correlato económico-financiero, llamado unas veces economía de mercado y otras  libre mercado—,  lo que va a traer consigo, poco menos que como necesidad biológica, una crisis política de dimensiones universales.

En el futuro inmediato Pájaro bobo ve no el hundimiento del orden establecido pero sí una perturbación que  previsiblemente afectará a sus cimientos y de manera especial a la ya instaurada sociedad del bienestar. A partir de ahí, en su imaginario las fronteras y los territorios se difuminan, aparece el caos y surge una situación en la que las crisis político-económicas  se propagan de un país a otro, de un hemisferio a otro, de un mundo a otro. Estamos en los años veinte, a un siglo exacto de la República de Weimar, a la que siguió la Gran Depresión de 1929 y, sin solución de continuidad, el auge de una Alemania poseída por una delirante voluntad de poder.

Aunque ha cambiado el escenario, el argumento de la historia sigue siendo esencialmente el mismo. Los actores de hoy, hijos de los actores de ayer, continúan sin aprender. ¿Es eso una variante del eterno retorno?

El capitalismo y la selección natural

Todos, videntes y televidentes (literalmente, los que ven lejos), coinciden en afirmar que el sistema capitalista se encuentra por enésima vez en una situación límite. Según ellos, ese sistema, con sus subsistemas (producción, administración y control, amén del dinero como valor y moneda de cambio), había entrado en un proceso de aceleración que, si no se detenía o al menos se ralentizaba, acabaría  inexorablemente en un desastre inminente y total. Los responsables, atentos al apocalíptico mensaje de videntes y televidentes, han decidido poner remedio, aunque sólo sea para iniciar una nueva etapa, ciclo o época. El capitalismo no se rinde; ni se rinde ni se extingue. Que venga Marx y lo vea.

Y es que, muy probablemente, el judío alemán no acertó a imaginar los recursos prácticos del capitalismo para zafarse de situaciones que en apariencia, sólo en apariencia,  lo condenan inexorablemente a muerte en razón de sus contradicciones internas. Contradicciones, sí; pero conciliables. Indefinidamente conciliables y, por conciliables, con valor de impulsos dinámicos y proactivos. De hecho, estamos ante una rarissima  avis a la que en ocasiones se ha llamado metafóricamente Ave Fénix. Para bien o para mal, nos guste o no nos guste, el capitalismo resurge una y otra vez después de cada crisis, no sabemos si con más vitalidad que antes pero probablemente sí con más capacidad de aguante y dotes de supervivencia.  Y, sin duda alguna, con menos explotación.

En lo que no coinciden videntes y televidentes, como tampoco sus respectivos pupilos, es en el tratamiento que debe aplicarse ahora al sistema, pues mientras unos propugnan una intervención quirúrgica a fondo hasta refundirlo y refundarlo, otros proponen exclusivamente  medidas centradas en la parcela  controlada por los brokers, llamada comúnmente economía financiera o especulativa. Hay que mantener a raya a parásitos y depredadores para que no acaben con el organismo anfitrión, que somos todos nosotros.

Sea de ello lo que fuere, lo más probable es que, una vez aplicada la terapia,  el sistema funcione durante un período de tiempo más o menos prolongado no sólo porque, hoy por hoy, no existe una alternativa al capitalismo sino también y sobre todo porque, a juzgar por infinidad de indicios acumulados a lo largo de los siglos, ese es el modus operandi y el modus vivendi elegido por la naturaleza para llevar a la humanidad hasta un sistema social totalmente libre de contradicciones internas  y de  injusticias.

En opinión de Pájaro bobo, por peregrino que pueda parecer, el capitalismo, como sistema sometido a un proceso de cribas sucesivas, se inscribe en el modelo de la selección natural, sólo que, en ese  caso,  la plena adaptación al medio deberá traer consigo su superación y extinción como fase histórica.  En esas estamos.

El Constitucional, el Estatut y el Premio Planeta

A juicio de Pájaro bobo, un juicio que en determinados temas y momentos no es ni mucho ni sano, las filtraciones sobre el tratamiento —quirúrgico o medicamentoso— que el Tribunal Constitucional intenta aplicar al Estatut ponen de manifiesto las tensiones y presiones a las que la alta instancia es sometida, poco menos que a diario, por parte de los siempre activos traginers catalanes. Trajín va y trajín viene, intriga va e intriga viene. Los conjurados no paran.  Y Montilla, hijo de la falsedad y la perfidia, en su  ciudadela o, por mal decir, Citadella. Estamos a orillas del mar de la Sargantana, costa que fue de fenicios. Pero, ¿es realmente posible que una traición dé para tanto?

A juicio de Pájaro bobo, que acaso nunca fue un juicio sin cierto y muy cierto fundamento lógico, esas filtraciones, tensiones y presiones  desautorizan, por consentidas, permitidas y en definitiva fomentadas, a la instancia que debe pronunciar sentencia sobre el documento estatutario e invalidan, stricto sensu, tanto su acción en el Estatut como su veredicto sobre él.

A juicio de Pájaro bobo, que ahora se dispone a emitir su juicio, la sentencia del Tribunal Constitucional adolece, mutandis mutatis, del mismo vicio —léase pecado original— que el premio Planeta, pues si en él se conoce el nombre del ganador cuando, en muchos casos, este aún no ha terminado de escribir su novela, en el caso del Estatut políticos y periodistas conocen con todo detalle el contenido de la sentencia que emitirá el Tribunal Constitucional cuando éste aún no ha empezado a redactarla.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no se podría organizar el próximo mes de diciembre un happening político-social unitario  para celebrar oficialmente  la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y la concesión del Premio Planeta?

A juicio de Pájaro bobo hay estafas que deben celebrarse como triunfos, como hechos heroicos e incluso como conquistas de la imaginación humana.

La duquesa, la Reina y el casino

Sería la del alba cuando la duquesa sintió una picazón y, entre sueño y vigilia, decidió levantarse, emperifollarse como en sus mejores tiempos e ir a la iglesia y casarse aunque fuera en segundas y  penúltimas náuseas. Bien pensado y bien hecho. El matrimonio, ayuntamiento carnal incluido, ha sido concebido para eso: dar carnaza a la libido y perpetuar la especie.

A los ojos de Pájaro bobo el matrimonio siempre fue un asunto de mucha envergadura. Incluso ahora, cuando ya es viejo. Pero, a decir verdad,  en estos tiempos el matrimonio ni se entiende ni se practica  exclusivamente así. Han cambiado las costumbres, ha cambiado la ética, ha cambiado la semántica. Necesitamos urgentemente definiciones actualizadas. De hecho, ahora un par de amigos puede ser también y sobre todo una pareja de amigos. Eso significa que ahora  hay matrimonios que antes no lo eran y que para nuestra Santa Madre Iglesia siguen sin serlo. Y, a juzgar por sus palabras,  para nuestra Reina, tampoco; una reina cuyo nombre significa sabiduría. En cualquier caso, Doña Sofía tiene derecho a expresar su opinión, máxime habida cuenta que lo hace con respeto. Otra cosa es cómo ha transcrito sus palabras la paparazza vaticano-urbanita.  Pájaro bobo se inclina a pensar que, si ha habido algún error de interpretación-transcripción, ha sido sin mala intención, senza cattiveria.

Mientras tanto,  nuestro pobre y desvalido Zapatero sigue con sus trajines en dos mundos y sendos hemisferios en busca de una entrada al casino de los veinte, aunque tenga que recurrir a  la reventa.  Y eso que Sarkozy, samaritano y bon ami, le ha ofrecido uno de los dos sillones que le corresponden en el salón de actos. La pega radica en que, a lo sumo,  eso le da derecho a entrar en el casino  y a sentarse con los demás invitados, pero no a hablar, aunque, bien mirado, ¿de qué puede hablar nuestro inculto jefe de Gobierno en una cumbre de economía, máxime si es economía especulativa, también llamada economía de casino?

Pájaro bobo considera que, si el comportamiento de nuestro representante en su intento de romper el veto estadounidense es humillante/denigrante, la actitud de Estados Unidos, veto incluido,  es abiertamente repudiable. La superpotencia practica una política imperialista con claros gestos dictatoriales: «Estos son mis invitados. Tú aquí no entras porque lo mando yo». Con todo, lo más indignante e inadmisible es, en opinión de este  pájaro,  que los demás invitados al casino hayan aceptado esas condiciones, sabiendo, como están obligados a saber, que mañana el despótico anfitrión va a hacer lo mismo con cualquiera de ellos. La dignidad y el instinto de supervivencia deberían hacerles ver que las condiciones fijadas por el dueño del casino no son aceptables. Eso sin contar que, bien mirado, ya asistir al casino es una inmoralidad.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuál será el próximo garbanzo negro en la lista del big Boss del casino?

El Idióticon de Pájaro bobo
Segundas náuseas.
Equivalente jocoso-malicioso de «segundas nupcias» en el idiolecto de Pájaro bobo.