Israel, Israel

En opinión de Pájaro bobo, la presunta singularidad de Israel o, si prefiere, del pueblo judío se asienta en el doble postulado de que existe una verdad revelada y de que Israel fue el pueblo elegido por Yahvé para depositarla en la Tierra y transmitírsela a los seres humanos.

Sin verdad revelada no hay pueblo elegido.  Pero ¿es realmente Israel el/un pueblo elegido?

Pájaro bobo así lo cree, pero en su caso eso es algo que tiene que ver más con la emotividad que con la razón. O, si se quiere, más con su mitología que con la historia.  Son muchos los pueblos que, a lo largo de los tiempos, han tejido leyendas de pueblos elegidos.  ¿Fueron todos ellos realmente pueblos elegidos? ¿Sobrevivieron? ¿Sobrevivió su memoria?

Hoy, Israel, el pueblo judío, vive acaso una de sus épocas más agonísticas  y contradictorias, condenado a sobrevivir y condenado a matar para sobrevivir. Hasta ahora, los judíos intentaban sobrevivir eludiendo la muerte en sus diversas formas. Ahora, los judíos intentan sobrevivir matando a sus enemigos.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es ese el fin de la historia del pueblo elegido?

Embajadas autonómicas

Parece ser que nuestras «nacionalidades»  periféricas se gastaron el año 2008 un total aproximado de veinte millones de los actuales euros en crear y mantener sus propias embajadas.

Por lo visto, a las susodichas no sólo no les afecta la crisis económica sino que además están dispuestas a reírse de los españoles.

Pero como a Pájaro bobo se le antoja que cada una de esas embajadas es fruto de una serie de operaciones que  constituyen  otros tantos  delitos múltiples, continuados y crecientes  —malversación de fondos, infracción de la Constitución, invasión y usurpación de competencias estatales entre otros—,  considera que ha llegado el momento de  denunciarlo.

UPyD parece ser el partido indicado para presentar una denuncia en toda regla bajo un epígrafe como, por ejemplo: Malversación de fondos y deslealtad constitucional a cargo de Ibarretxe, Montilla y el touriño de turno.

En realidad, lo deseable sería que el paquete de denuncias incluyera también las delegaciones, las misiones políticas y seudocomerciales enviadas al  extranjero (incluida España como país vecino) y las representaciones en organismos políticos, así como las selecciones deportivas autonómicas y su participación en competiciones internacionales.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede financiar el Gobierno de España  la destrucción de la nación con el dinero de los españoles sin que nadie se conmueva?

El secreto de la Rosa

Pájaro bobo ha sostenido a lo largo de su vida que tanto en religión como en política lo mejor y más seguro o,  si se prefiere, lo menos malo y menos inseguro es tener pocas ideas pero sólidas. Ideas nucleares con valor de principios éticos para pensar y actuar, habida cuenta que, como escribió el teutón, «el pensamiento es la acción» (der Gedanke ist die Tat).

Ideologías y teorías son, en la mayoría de situaciones,  tramoyas retóricas que impiden ver la realidad y, por lo tanto, pensar y actuar de acuerdo con ella. La tarea principal y más demeritoria  de los  políticos consiste precisamente en crear y montar tramoyas retóricas —llamadas pomposamente ideologías—  para ocultar la realidad y organizar  sus  chiringuitos. Sin tramoya no hay chiringuito y sin chiringuitos no hay ni política ni políticos.

Salvo excepciones.

Una de ellas es, a los ojos y oídos de Pájaro bobo, Rosa Díez,  española del norte a la que, hable donde hable, diga lo que diga, se le entiende todo por la sencillísima razón de que siempre habla la misma lengua y dice lo mismo: «España y su Constitución».

Ese es su secreto.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿hay algo más alejado del lenguaje y el mensaje de la brava Rosa vasca que las trapisondas del embaucador y masturbador  Zapatero o de los titubeos del pusilánime, incluso indigente, Rajoy?

El  idióticon de Pájaro bobo
Chiringuito.
Aunque el diccionario de RAE  lo define como «quiosco o puesto de bebidas al aire libre», Pájaro bobo entiende que chiringuito es toda industria en la que uno o varios vivales le «insurpan» alevosamente la pasta al personal; también, toda industria inmoral e impúdica vista como modus vivendi y modus manducandi. La Industria de Pájaro bobo no es un chiringuito.

El Subidón de UPyD

Nada más conocer la noticia, rumor o infundio de que UPyD, el partido de la Rosa vasca, está a punto de experimentar un subidón «epocal», los responsables del PP han corrido a cubrir su flanco norte, ese que da a  las Vascongadas en lo geográfico y en lo humano,  con una cuña de la misma madera, cuña y madera con cuño vasco: Jaime Mayor Oreja.

Pájaro bobo se alegra tanto de la noticia con rumor de oleaje como  de la medida con visos de cura de urgencia. Aun así, se inclina a pensar que lo lógico en el ilógico mapa político de esta  España seudoconstitucional sería que el subidón de UPyD fuera sobre todo a expensas del PSOE, llevado a la desnaturalización ideológica y programática de la mano de  su líder, gran embaucador  y gran masturbador, Rodríguez Zapatero.

En cualquier caso, todo el que lo desee puede comprobar que el augurado y muy probable subidón del UPyD se debe a Rosa Díez y el subidón de Rosa Díez a un mensaje tan elemental como democráticamente irrefutable: España y Constitución.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿debemos prepararnos los españoles, políticos incluidos,  para un cambio sustancial de las fuerzas en presencia?

El idióticon de Pájaro bobo
Epocal
. Esta palabra existe, por ejemplo, en inglés (epochal), pero no en español. Aun así, Pájaro bobo la lanza y la enajena con la esperanza de que haga época.

Franquicias políticas: del modelo Maragall al PSOE vasco pasando por Ciudadanos

Es probable que Pasqual Maragall pase a la historia de España como uno de los personajes más pérfidos y nocivos de nuestro tiempo. No sólo formó parte del cenáculo de cerebros  que, en los albores de la democracia, concibió e implantó el frente unificado de Cataluña con el fin de  que, desde el primer momento, aquí la política la hicieran los separatistas  para los separatistas, sino que además ideó el plan para beneficiar  el tirón popular  de Felipe González y Alfonso Guerra,  hacerse con los votos de la charnegada seudocatalana y, tras cortar  el cordón umbilical con la formación madre, quedarse con ellos  y además  endosárselos  a los mencionados líderes socialistas, a la sazón al frente del Gobierno de España,   de acuerdo con la fórmula:   votos a cambio de competencias para la Generalidad.

La treta no sólo conoció un éxito rotundo sino que, al cabo de los años, tuvo descendencia. Hijos naturales suyos son los Montilla, las Chacones y  una caterva innúmera  de nuevos charnegos.

No tiene nada de sorprendente, pues, que ahora el tal Patxi López, dirigente del PSOE vasco, quiera aplicar por su cuenta  esa fórmula con ribetes de franquicia política.  Tú tienes la protección y difusión de una marca de ámbito nacional, pero mandas en tu casa y te quedas con lo que pesques, caces, robes o «insurpes» en su nombre.

Pájaro bobo se malicia  que algo así era y es lo que el Partido de los Ciudadanos quería y quiere hacer con UPyD en Cataluña.

Por lo visto, lo da la tierra.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es posible que cunda el sistema de franquicias políticas de acuerdo con el modelo Maragall basado, a un mismo tiempo, en la bilateralidad y  la deslealtad?

PSOE, PP y UPyD: en busca de un nuevo equilibrio

Es posible, incluso  probable,  que, si se  mantienen las tendencias actuales, dentro de un plazo relativamente corto el ámbito político de la piel de toro  quede dividido en tres parcelas: una parcela mayoritaria y  dominante  a la izquierda, una parcela relativamente extensa y populosa pero en fase menguante a la derecha, y una parcela  más bien pequeña pero en clara línea creciente en la franja intermedia.

Tres partidos, tres programas, tres parroquias.

El PSOE,  la formación de izquierdas, tiene hoy una clara ventaja numérica  sobre el PP,  su enemigo natural y tradicional, ventaja que Pájaro bobo atribuye en gran medida a las habilidades negociadoras y embaucadoras de su líder y actual jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero. Con decir que en las negociaciones en torno a la financiación de las Comunidades Autónomas consiguió trajinarse de cintura para arriba,  revolcón incluido, a la mismísima  señora doña Esperanza Aguirre, representante destacada de la derecha metropolitana…

De la mano de Mariano Rajoy,  el Partido Popular, nuestra formación conservadora, vive horas de contrariedad y desconcierto. Evidentemente, las causas de esa situación pueden buscarse alternativamente en las personas o en la línea política adoptada.

Pájaro bobo renuncia en estos momentos a un análisis, incluso elemental, para afirmar escuetamente que, de acuerdo con los números de la cuenta de resultados, la cosa no funciona y que, a juzgar por los indicios, tampoco tiene visos de que vaya a mejorar en un futuro próximo. Si en el PP  alguien no tiene gafe, al menos lo parece.

Pero como en la vida el mal de unos es a menudo el bien de otros, ahí  tienen ustedes a Rosa Díez cabalgando, triunfadora,  a lomos de su pequeña formación, UPyD. Un partido de izquierdas por definición ideológica que roba votos en cantidad  a una derecha insegura, vacilante, incluso desleal para no pocos de sus seguidores naturales.

Pájaro bobo considera que en política, como en la vida y en la selva de la vida, cada formación debe luchar con  las armas y los recursos que le son propios.  Y en ese sentido está convencido de que, tarde o temprano, el PSOE pagará los fraudes, muchos de ellos auténticos delitos contra natura, perpetrados por el tal Zapatero,  maestro consumado, aún no consumido,  de las kindersorpresas.

Ahí, UPyD, la formación de la Rosa vasca, tiene la ventaja de utilizar un lenguaje  en el que cada palabra clave responde a una idea clave.  Un lenguaje claro y limpio para convencer, no para engañar. Fuera de la nación y la Constitución vigente no hay democracia y. por supuesto, tampoco un  futuro con unidad y progreso.

Es muy  posible que, al margen de partidos políticos e ideologías,  ese sea el lenguaje y ese sea el  mensaje  que muchos españoles llevan años esperando.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuánto tiempo tendrán  que esperar todavía  para comprobarlo?

UPyD: la nueva frontera

De acuerdo con el último sondeo  del Instituto Noxa para el periódico barcelonés  La Vanguardia,  Rosa Díez es en estos momentos  la figura política más  valorada por los españoles después de Rodríguez Zapatero, mientras que el partido UPyD se sitúa prácticamente en tercera posición, detrás del PSOE y el PP, habida cuenta que IU, ayer conglomerado ideológico,  es hoy una especie residual en período  de extinción.

Esas posiciones, entendidas como conquistas a partir de cero en un reducido espacio de tiempo, nos confirman que tanto  Rosa Díez, en su calidad de líder, como UPyD, en cuanto formación política, han conseguido despertar el interés de los españoles y concitar su adhesión a un proyecto que no sólo  habla de España sin subterfugios ni ambages sino que además y sobre todo   defiende su unidad, asentada en la Constitución vigente, con un lenguaje rotundamente  unívoco.

Parece,  pues, evidente que tales conquistas y tales  triunfos se deben a una actitud basada en la lealtad constitucional y sobre todo histórica. Aquí se aboga por una España moderna y democrática, pero también íntegra e íntegramente española, ni mutilada ni desnaturalizada.

Pájaro bobo hace suyos esos principios fundacionales, pero, aunque él se daría  por más que  satisfecho con ellos,  considera que ha llegado el momento de que UPyD complete  su ideario político —eso que se llama convencionalmente ideología— y, al mismo tiempo, cree una estructura organizativa de ámbito nacional acorde con sus posibilidades y sus expectativas.

Él  se  inclina a pensar que el ideario de UPyD,  desarrollado a partir de   la unidad de España y la vigencia real y efectiva de la Constitución de 1978  como conceptos nucleares, debe abarcar todos los aspectos de la política nacional desde la organización territorial  hasta las relaciones internacionales, pasando por  las demás actividades propias de un  Estado de derecho moderno, unitario,  eficaz y progresista.

Ha llegado el momento de explicar a los españoles que la democacia nace de la  unión y el progeso.  Y, también, que sin unión  no hay progreso y sin progreso no hay unón.

Parece lógico  que la estructura organizativa de UPyD debe responder al ideario que trata de defender y, llegado el momento, tratará de implantar. En ese sentido, Pájaro bobo considera que, aunque no se puede ignorar la existencia de las Comunidades Autónomas, si la nueva formación  cayera en la trampa de la parcelación territorial  en la que han caído partidos como el PP y sobre todo el PSOE, traicionaría no sólo a sus votantes sino, lo que es infinitamente más grave,  al conjunto de los españoles y además dejaría sin contenido su mensaje político más genuino y representativo.

Pájaro bobo se inclina a pensar en una estructura organizativa que, asentada en el  centro, abarque y coordine los diferentes espacios geográficos  conjugando  los conceptos operativos de solidaridad y subsidiaridad. Madrid es capital y, como tal, cabeza y corazón. Vascongadas y Cataluña son  la nueva frontera.

En su  opinión,  Madrid debe seguir dando a UPyD voz y votos, muchos votos de izquierda y muchos votos de derecha, pero también de españoles que,  ajenos a la política, sólo quieren seguir siendo lo que han sido siempre, españoles, mientras que en Vascongadas, con una sociedad radicalizada en torno a la bipolaridad, UPyD puede y debe hacerse con el apoyo de todos aquellos que están dispuestos a agruparse  para plantar cara en las instituciones y en la calle a los trabucaires de Eta y sus valedores y beneficiarios.

Cataluña, ayer tierra de frontera y hoy sociedad escindida por obra de una burguesía desleal, oportunista e insolidaria,  ha tomado una senda  política de muy difícil pronóstico y, por lo tanto, también de muy difícil tratamiento. Lamentablemente, esa burguesía oportunista e insolidaria ha conseguido hacerse con la totalidad de las instancias de poder y representación democrática mediante una conjura,  a pesar de lo cual  o precisamente por lo cual su opresión tiene hoy  el sello oficial y formalmente válido  de la legalidad e incluso de la legitimidad.

De hecho, ante tamaño fraude de ley, el mismísimo Tribunal Constitucional titubea y hasta  retrocede.

Aquí,  UPyD tendrá que emplearse a fondo y, sobre todo, acertar en la elección de las personas que han de llevar a cabo su proyecto. Tarea difícil, sumamente difícil, máxime toda vez que, aquí, a sus enemigos declarados se suman  los agentes infiltrados en sus filas en calidad de  espías, confidentes y saboteadores.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá UPyD devolver los derechos democráticos a los españoles de Vascongadas y Cataluña y la dignidad al conjunto de los españoles?

Escribir con orden

Cuando tiene que escribir algo, Pájaro bobo sigue una norma que, resultados aparte, le parece de considerable utilidad.

En lo material, la norma consiste  simplemente en  agrupar las ideas en bloques de cinco a diez líneas como máximo, procurando separar cada bloque con un par de líneas  en blanco.

Esto le permite   hacer correcciones puntuales dentro de cada uno de los bloques y ajustarlos por separado,  sin necesidad de desmontar el escrito en su conjunto.

Una vez  fijadas todas  las ideas básicas que conforman el escrito, Pájaro bobo establece  la secuencia lógica exigida por el argumento y el razonamiento,  modificando, en caso necesario, el orden de los bloques e incluso añadiendo o eliminando los que convenga.

En cualquier caso, el que escribe  tiene siempre a su disposición, entre otros,  dos tipos de orden: orden orgánico y orden temporal. El orden orgánico toma generalmente como modelo y referente primero y último el cuerpo humano  —cabeza, tronco y extremidades inferiores—, mientras que el orden cronológico o temporal nos viene dictado e impuesto por los hechos en su  acontecer simultáneo y/o sucesivo.

Pájaro bobo entiende que  el orden responde al intento del ser humano, en cuanto observador, de racionalizar lo observado, no a la naturaleza de lo observado, aunque observador y observado pertenecen al mismo universo y, en consecuencia, están sujetos a las mismas leyes y, en definitiva, a la misma lógica.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es imprescindible  el orden, cierto orden, para escribir o, si se prefiere, para describir lo que pensamos?

Gaza e Israel. Israel y Gaza

Pájaro bobo considera que, dado un problema, sólo son válidas aquellas posiciones y acciones que ayudan a solucionarlo. Y, también, que, dado un problema, toda intervención que no consiga imponerse a las fuerzas en liza se inscribe en la espiral ya en marcha y no hace sino alimentarla y aumentar el caos.

En esa situación, él considera que lo menos malo y más aconsejable es mantenerse al margen y apoyar las iniciativas que buscan prioritaria y/o  exclusivamente cortar la espiral, sin apoyar a  ninguno de los bandos contendientes.

Pájaro bobo entiende que, en situaciones como la que se vive  ahora en Oriente Próximo, el objetivo debe ser evitar el dolor de las personas con todos los medios posibles. No buscar culpables, pues por ese camino se entra en una espiral sin fin de acusaciones y  contraacusaciones.  Hay que salvar a los seres humanos,  empezando por las mujeres y los niños. Todos somos a la vez inocentes y culpables, víctimas y victimarios.

Pregunta ingenua e intempestiva:  ¿aprenderá algún día el ser humano a romper la cadena de la fatalidad?

La sentencia del Tribunal Supremo sobre el español en las escuelas de Cataluña

Pájaro bobo se inclina a ver en la sentencia del Tribunal Supremo sobre la enseñanza del español en las escuelas de Cataluña un anticipo del fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatut.

Así las cosas, es más que probable que la Generalidad se declare dispuesta a acatar y cumplir, nolens volens, la sentencia del Supremo, ya que  lo contrario debilitaría innecesariamente  su posición, aunque  a estas alturas  no resulta  verosímil que  con ello aumente  el riesgo de un juicio rotundamente adverso por parte del Tribunal Constitucional sobre dicho Estatuto, pues  parece ser que el fallo se dará a conocer  en el plazo de unos días y, por lo tanto, el caso puede considerarse  concluido.

En consecuencia, podemos dar por seguro que  la Generalidad  va a cumplir  la sentencia del Supremo. De momento, a la espera del pronunciamiento  del Constitucional sobre  ese documento que ellos llaman precisamente  la Constitución  de Cataluña.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y si ya estuviera decidida y pactada la destrucción de España como temen no pocos españoles?