Artículos de octubre de 2017

Traición

Los separatistas catalanes no sólo han conseguido montar un simulacro de referéndum de independencia sino que además han sabido vender a la opinión pública algo infinitamente más valioso en términos propagandísticos: presentarse ante el mundo como un pueblo civilizado  que reclama la independencia por procedimientos  pacíficos y democráticos, frente a un Estado opresor y un gobierno  represor. 

 En realidad, el Gobierno de España nunca ha estado a la altura de las circunstancias y ha dejado que los delincuentes –aquellos que infringen deliberada, persistente y gravemente la Constitución–  tomen la iniciativa e impongan su ley a un Estado social y de derecho.

Para colmo, el jefe del Gobierno de España tiende la mano al cabecilla de los sediciosos y le ruega que, por favor, vuelva al buen camino y se avenga a dialogar.

Y, naturalmente, los sediciosos se crecen y gritan a coro: ¡Hemos vencido! ¡Mañana, la independencia!

La traición se ha consumado. Traición doble y ¿definitiva?

La República de Cataluña o la parte que se come al todo

Considero que el Gobierno de España no debe permitir en ningún caso una declaración de  independencia en nombre de una aún inexistente República de Cataluña.

Permitirlo sería sin duda el error más grave de toda la historia de España, pues probablemente significaría el fin de España como unidad histórica, social y política, y, por lo tanto, el fin de su historia.

En cualquier caso, la conjura –pues de una conjura se trata– prevé no sólo la independencia de Cataluña y las Vascongadas sino también y sobre todo el desmembramiento de España en su conjunto, que debe quedar reducida a la condición de amalgama de territorios autónomos sin estructuras de Estado para su posterior ocupación y parasitación por parte de la República de Cataluña.

Los entendidos dicen que así la oligarquía catalana suplantará finalmente a la oligarquía castellana y acabará cumpliéndose la teoría de la parte que se come al todo. 

Esa es, ni más ni menos, la independencia de Cataluña que quieren los separatistas.

En resumen, una España dependiente de Cataluña y por debajo de ella, junto con una Cataluña independiente de España y por encima de ella.

Pista para despistados

 Guardiola y Piqué saben lo que quieren y saben lo que dicen.

El mensaje del Rey de España y la deslealtad de la Generalidad

En su mensaje de ayer, miércoles 4 de octubre, a los españoles el Rey definió de manera nítida y tajante el delito de la Generalidad de Cataluña: DESLEALTAD INADMISIBLE.

Con ello volvía al punto de partida de la situación que se vive ahora en Cataluña, situación que en mi opinión puede y debe verse como resultado del siempre desleal comportamiento de las autoridades autonómicas combinado con la  falta de decisión o, más exactamente, la cobardía del Gobierno de la Nación a la hora de activar los mecanismos previstos en la Constitución vigente para garantizar el cumplimiento de la Ley.

Deslealtad y cobardía igual a caos generalizado pasando por una traición doble.

En cualquier caso considero conveniente recordar que todo el problema nace de la infracción de la Ley por parte de las autoridades catalanas.  Estas no sólo no atienden a los requerimientos del Gobierno español para que desistan de su actitud y respeten el orden constitucional sino que con sus artimañas consiguen incluso presentar la infracción de la ley   como un contencioso entre el Gobierno de España y el Gobierno de Cataluña.

Contencioso político entre gobiernos homólogos.

Acto seguido, la Generalidad y sus secuaces, ahora ya dueños de la situación, convierten el problema político en un problema social que, hábilmente gestionado, se traduce en un problema de desobediencia civil con algaradas callejeras presentadas y vendidas al mundo como  demostraciones de fuerza y apoyo a la causa separatista.

El Gobierno de España, con la Ley y todos sus  mecanismos en la mano, está perdiendo la batalla frente al separatismo catalán. LA DESLEALTAD SE IMPONE CON ASTUCIA.

Entonces habla el Rey de España y pone las cosas en su sitio. Ahora le toca actuar al Gobierno de la Nación. ¡De una vez por todas!

Rajoy, inhabilitado por irresponsable

Después de leer que Rajoy no está dispuesto a aplicar el artículo 155 de la Constitución vigente por entender que «no hay motivación jurídica» para ello, considero que debe ser inhabilitado y no esperar a que, según él, haya motivación y sea ya demasiado tarde para aplicarlo.

¿Qué condiciones deben darse en Cataluña y en el conjunto de España para que, según Mariano Rajoy, se pueda y se deba aplicar dicho artículo de la Constitución en Cataluña?

A mi modo de ver, este sujeto es  más irresponsable, más cobarde y más traidor que los separatistas catalanes.

¿Por qué se empeña en arrastrar a España y los españoles a situaciones que pueden ser fatalmente irreversibles?

¿Quiénes son sus asesores en asuntos de Cataluña? ¿Están entre ellos Moragas y Millo?

La hucha del tendero (la guardiola del botiger)

Parece ser que, tras el posicionamiento de la banca ante la independencia de Cataluña, las huestes secesionistas  están francamente decepcionadas y, dado su  atávico apego al dinero,  decididas a dejar a sus líderes por embaucadores.

Junqueras, eso no se hace. Puedes engañar o, al menos, intentar engañar una y mil veces a los españoles, tus enemigos de toda la vida y toda la historia, pero pretender engañar a tus propios seguidores, catalanes como tú,  hasta hacer que pierdan todos sus estalvis  (vulgo, ahorros) es inadmisible. Y, además, imposible.

¿Timo de la estampita  a la catalana?

Estoy convencido de que, a partir de ese momento, has perdido la guerra de la independencia con  todas sus batallas, golpes de mano, tretas y escaramuzas, pues no creo que a estas alturas de la película un botiger  de la barcelonesa barriada de Gracia vaya a entregarte su guardiola (hucha) en la confianza de que se la vas a devolver intacta y con sus correspondientes intereses dentro de treinta años.

Eso es somiar truites por partida doble.

En cualquier caso, si has practicado alguna sisa en nombre del procés o para el procés, yo te aconsejaría que fueras a confesarte con el abad de Montserrat, pues ese  seguro que te absolverá  de todos tus pecados y no te exigirá ni devolver la pecunia usurpada ni hacer propósito de enmienda.

Eso sí, lleva la senyera y el carné de bon català para que te identifique.

Rajoy, valedor del separatismo

He llegado al aterrador convencimiento de que, Mariano Rajoy, nuestro indigno jefe de Gobierno, es un valedor activo y convencido del separatismo catalán.

Ignoro los motivos de su actitud, pero entiendo que, para combatir eficazmente al separatismo,  hay que apartar antes de su cargo a este protector de sediciosos.

Me temo que, si después del referéndum, siguió diciendo que no había habido referéndum, cuando se declare la independencia de Cataluña seguirá diciendo que no ha habido ni declaración de independencia ni independencia.

¿Ignorancia contumaz? ¿Perfidia invencible? No sé, pero estoy convencido de que el comportamiento de nuestro jefe de Gobierno puede ser fatal para nuestra patria, algo que no tenemos derecho a permitir.

Y, en cualquier caso, ¿qué oculta Rajoy a los españoles?

¿Fin de la dictadura separatista en Cataluña?

Considero que el reguero de importantes entidades bancarias y grandes empresas de diversa naturaleza que han decidido mudar su sede de Cataluña a ciudades situadas fuera de esta comunidad autónoma y, por lo tanto, fuera de la jurisdicción de la Generalidad constituye sin duda el golpe más duro asestado hasta ahora a la conjura independentista.

Golpe seco e instantáneo donde más duele, la butxaca.

A él se suma la macromanifestación celebrada hoy, domingo, en Barcelona por las fuerzas –partidos políticos, entidades cívicas y particulares– empeñadas en defender la unidad de España al amparo de la Constitución vigente.

Un éxito clamoroso en territorio enemigo.

La comunidad catalana de sentimiento español, siempre mayoritaria y siempre oprimida,  se ha apoderado por primera vez en muchos años de las calles de Barcelona, ha roto todas las mordazas que la condenaban al silencio y ha lanzado  su grito de rebeldía.

Un millón de personas, algo que probablemente un Oriol Junqueras no habría podido imaginar ni en la peor de sus pesadillas.

Se quebró la conjura y quedó al descubierto la dictadura implantada en Cataluña por las fuerzas separatistas, siempre minoritarias y siempre antidemocráticas.

Repito: siempre minoritarias y siempre antidemocráticas.

Cabe pensar que estamos en el principio del fin de la dictadura separatista de Cataluña.

¿España a merced de los traidores?

En estos momentos me inquietan más la cobardía y la deslealtad de Mariano Rajoy en su condición de  jefe del Gobierno de España  que la perfidia y la doblez de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en cuanto  líderes del movimiento independentista catalán.

Desde hace algo así como cincuenta años vengo siguiendo la actividad política de los separatistas y me atrevería a decir que sé de qué son capaces y de qué no son capaces. Lo suyo es la intriga permanente y  sistemática o, si se prefiere,  el juego sucio en todas sus formas. En ese terreno son poco menos que invencibles y con toda seguridad irreductibles. A mi entender, la táctica de la puta i la Ramoneta es su máxima aportación a la historia de las ideas socio-políticas de Occidente por su condición de modus operandi universal.

En su ya larga actividad política, Mariano Rajoy ha puesto de manifiesto una manera de ser claramente proclive al distanciamiento preventivo de los problemas y a la espera paciente de su solución, ya sea por la intervención de otras personas o por la acción curativa y redentora del tiempo en su inexorable transcurrir.

Desde el momento en el que se vio inmerso en el turbio asunto de las cuentas del PP y los inherentes casos  de corrupción hasta el presente, en el que se ha visto enfrentado al desafío independentista catalán como jefe del Ejecutivo español, el gallego Rajoy ha buscado constantemente la protección que proporcionan el alejamiento del  fuego y el paso del  tiempo.

Pero ahora el fuego está ahí y el pobre Rajoy no puede huir, o, al menos, eso creemos.

Ante esta situación y dada mi incapacidad para comprenderla, formulo tres preguntas que me atormentan:

¿Nos oculta Rajoy información decisiva para el destino de España?

¿Ha suscrito Rajoy en cuanto jefe del Ejecutivo español acuerdos inconfesables con los secesionistas catalanes?

¿Qué fuerzas de dentro y fuera de nuestras fronteras, además de las conocidas y registradas,  están interesadas en la destrucción de España y llevan años y tal vez décadas  trabajando activamente en ella?

Última maniobra de los separatistas: tensar la cuerda y esperar

Me inclino a pensar  que, tras su  última maniobra, maniobra con visos de farol y alarde de osadía, los separatistas han decidido esperar a ver por dónde sale el Gobierno opresor. La idea ahora y siempre es engañarlo y para ello lo más seguro es jugar a la contra.

Se trata, pues, de tensar la cuerda hasta el mismísimo límite y esperar a ver cómo reacciona Rajoy y, sobre todo, estar atentos a sus errores. A partir de ahí se monta la bronca y ya hemos ganado, ¿verdad, Rahola?

¿Que Rajoy no reacciona? Pues muy bien, seguimos adelante con nuestra hoja de ruta. En ella están previstos todos los escenarios posibles, incluido el de una guerrilla urbana y una economía de guerra. Nuestro general en jefe se llama Josep Lluis Trapaire,  especialista en huidas y traiciones.  Él solito puede acabar con todos los guardias civiles de España metiéndolos en una encerrona por orden de la Generalidad.

Y si hace falta, sólo tiene que llamar al Mosad.

Insolvencia de la Generalidad y fuga de empresas

Entiendo que la fuga de empresas que se registra estos días en Cataluña  no se debe a  la declaración de  independencia en sí misma sino a la insolvencia económica de la Generalidad como promotora y, en definitiva, responsable del proyecto.

Las empresas, con la banca a la cabeza, se rigen por criterios económicos, no políticos.

El abad de Montserrat blasfema en sueños

Imagino que el abad de Montserrat sueña y en sueños blasfema: «Pido una solución a la crisis catalana sin traiciones».

Tres formas de catalanización

Entiendo que España y los españoles están sometidos desde hace varias décadas a tres formas básicas de catalanización  progresiva e inexorable.  Con un poco de imaginación, las dos primeras  pueden explicarse  aplicando el análisis, convenientemente adaptado,  que Karl Marx hace del ser humano en la historia, campo en el que, según el judío de Tréveris, éste actúa -¿simultáneamente?- como sujeto y objeto, toda vez que, de una parte,  la vive y, al vivirla, la crea y  escenifica, mientras que, de otra parte, es materia esencial de la historia entendida como estudio y conocimiento empírico.

El ser humano como sujeto de su Dasein en cuanto vivencia y objeto de su actividad cognitiva en cuanto cosa pensada (gedachte Sache).

La tercera forma de catalanización de España y los españoles tiene, a mi entender,  una interpretación cabal en la doctrina de Antonio Gramsci sobre hegemonía de las clases dominantes,  toda vez que el plan -¡la conjura!- del secesionismo catalán en su última etapa, o sea, la que arranca de la llamada transición democrática y llega hasta hoy mismo,  sigue siendo esencialmente  un movimiento burgués y sólo en  apariencia y a guisa de disfraz pretendidamente legitimador un proyecto nacional o nacionalista.

De hecho, en él no hay espacio para la  masa obrera ni siquiera como coartada o elemento decorativo por la sencilla razón de que la masa obrera aquí residente ni es catalana ni se siente catalana ni es tenida por catalana a efectos democráticos. (Véanse las elecciones autonómicas y estúdiese el desglose social de sus votos).

En definitiva estamos ante un movimiento  supranacional dirigido y protagonizado por élites burguesas  que, al tiempo que exigen la independencia de Cataluña por medios ilícitos y, sobre todo, con fines contrarios a los intereses y los derechos de la sociedad en su conjunto, se han propuesto parasitar progresivamente  las instituciones del Estado anfitrión hasta monopolizar la gestión de sus resortes de poder y sus instancias de representación democrática, desde la economía hasta los medios de comunicación, desde la Generalidad y el Parlamento autonómico hasta los partidos políticos,  para controlar ipso facto  la sociedad  civil, que es su objetivo capital. 

La primera forma de catalanización se inicia en el momento en el que los separatistas catalanes empiezan a protagonizar, dirigir y condicionar  la actividad política y social de España y los españoles, sin dejar de promover, de manera más o menos encubierta, siempre desleal,  la segregación de esta región española, que, de acuerdo con su programa de ingeniería sociopolítica, deberá ser   sucesivamente una comunidad autónoma con estatuto, una nación sin estado y, por último,  una república independiente.

En la segunda forma de catalanización, programáticamente posterior a la primera y consecuencia poco menos que obligada de ella,  vemos que Cataluña y los catalanes se han convertido en objeto prioritario de las preocupaciones de los españoles por sus ataques, siempre dolosos e insolidarios, a la unidad y la integridad territorial de España, así como a la convivencia de sus ciudadanos, dentro de un plan táctico-estratégico basado en la intriga permanente.

Tras la muerte de Franco y la extinción del franquismo como régimen político e ideología, los españoles queríamos dejar definitivamente  atrás la guerra civil con todas sus secuelas  y construir un país moderno en convivencia, mientras que para los separatistas ese momento fue el punto de partida de un plan que  en última instancia  buscaba y sigue buscando la destrucción de España y su posterior parasitación por parte de élites burguesas mayoritariamente catalanas.

Está por ver si, de acuerdo con el programa elaborado por los secesionistas y sus aliados de una presunta izquierda radical y/o anarcoide,  la parte, que es Cataluña,  terminará devorando al todo, que, según su hoja de ruta,  ya no será España ni se llamará España.

En cualquier caso, los separatistas catalanes quieren un tipo  de independencia de acuerdo con la  cual Cataluña será soberana e independiente de España, mientras que España, tras perder su soberanía y sus estructuras de Estado, pasará a depender de Cataluña. En ese supuesto, los catalanes serán a la vez ciudadanos catalanes y españoles de pleno derecho, en tanto que los españoles serán sólo ciudadanos españoles y, en consecuencia,  les estará prohibido terminantemente ocupar cargos de cierta relevancia y responsabilidad en la  Administración pública de Cataluña, cosa que, por cierto, ocurre ya ahora.

La tercera forma de catalanización, síntesis de todas ellas, mencionadas o no mencionadas aquí, está teniendo lugar en el ámbito de la comunicación verbal y la actividad sociopolítica.

Dada su autoconciencia de minoría perseguida y oprimida, los separatistas catalanes han venido utilizando su lengua a lo largo de los tiempos no sólo como medio de comunicación sino también de ocultación. Por eso, sus mensajes constan por lo general de una parte explícita y una parte implícita o sobreentendida (Tu ja m’entens).  Así ocurre sobre todo en el ámbito de la política, donde domina la encriptación de los discursos merced a un baile continuo que va de la elipsis a la ambigüedad pasando por el equívoco.

Últimamente, todos hemos podido comprobar que las continuas llamadas al diálogo formuladas por los representantes de la Generalidad eran en el fondo burdas y conocidas estratagemas para eludir la mención de la Ley y, en última instancia, su cumplimiento.

Diálogo = negociación = transacción = fraude de ley = invalidación de la Constitución española = declaración de la República de Cataluña = imposición de la legalidad catalana = fin de España.

Estamos ante modos de hablar y actuar caracterizados por la aversión a la transparencia y el apego -¿patológico?- a formas  de deslealtad institucional tan denigrantes como inadmisibles. ¡Palabra de rey!

Y, a propósito, ¿cómo se dice deslealtad en catalán?

La destrucción de España

Considero que, a lo largo de los últimos cuarenta años, los sucesivos gobiernos de España han venido dirigiendo y financiando no sólo la independencia de Cataluña sino también y sobre todo la destrucción de España en su conjunto.

Me temo que, si no se produce una reacción suficientemente rápida y enérgica por parte de los españoles, la tragedia se va a consumar para desgracia de España y vergüenza de sus hijos.

La muerte de España se decidió cuando se acordó la implantación del llamado Estado de las autonomías, una muerte  que, de acuerdo con el programa fijado entonces, se está realizando por etapas y parcelas.

Declaración/no declaración de independencia de Cataluña: fraude de ley

Para  mí,  que,  como he dicho en varias ocasiones,  no soy jurista, la declaración/no declaración de la independencia de Cataluña por parte del presidente de la Generalidad, señor Puigdemont,   constituye un fraude de ley   flagrante, pues entiendo que hay  razones sobradas para afirmar que dicha declaración/no declaración de independencia  está pensada y ejecutada con  el propósito deliberado de burlar la ley y engañar por igual a legisladores y legislados o, lo que es igual, la Constitución vigente en España, sus autores y sus destinatarios.

Generalidad de Cataluña = deslealtad = insolvencia moral + insolvencia económica

Este capítulo de la historia de Cataluña es relativamente largo, cuarenta años; su conclusión, breve, al menos de momento.

Entiendo que cuarenta años de intrigas son muchas intrigas. Si Cataluña fuera una república independiente,  en estos momentos tal vez estaríamos hablando de un Rogue State en la acepción de Estado villano o Estado canalla, naturalmnente, sin armas nucleares.

La principal arma del separatismo catalán es la deslealtad, arma suicida.

Esa deslealtad suicida ha llevado a la Generalidad y sus entes asociados a una situación de insolvencia moral  y, por contagio obligado, de insolvencia económica tan difícil de explicar como de sostener.

La Generalidad de Cataluña y sus entes asociados constituyen hoy en día una Administración pública totalmente fallida en términos morales y económicos. 

España, por favor, róbanos nuestras dos insolvencias.

¿Nuevo ciclo del irredentismo catalán?

A mi modo de ver y entender  las cosas de España, sus gentes y sus regiones, los separatistas catalanes se han pasado intrigando cuarenta años i la torna.

En los últimos días,  esos mismos separatistas  han sufrido un revés político-judicial que amenaza con devolverlos a la prehistoria franquista.

Aun así, me inclino a pensar que, más allá de sus cíclicos encuentros/desencuentros, separatistas y antiseparatistas -españoles todos- seguirán conviviendo mal que bien y seguirán despedazándose recíprocamente sobre los pliegues de su vieja y maltrecha piel de toro.

Y si es cierto que España no consigue hacer pie definitivamente en la placa tectónica del Viejo Continente, también lo es que el  irredentismo catalán, aferrado a su película entre mitológica e histórica, vuelve a exhibir ahora una imagen humana hecha de frustración y masoquismo propia de cualquier colectivo minoritario con autoconciencia de pueblo elegido y, por eso mismo, perseguido,

¿Nuevo ciclo del irredentismo catalán?

Para mí, simplemente, nuevo déjà vu.

El Estado de las autonomías y la destrucción de España

La complicada situación que se vive últimamente en Cataluña ha puesto de manifiesto en toda su crudeza algunos de los incontables y gravísimos peligros que encierra el llamado Estado de las autonomías para el presente y el futuro inmediato de España.

Aunque esos peligros son de muy diversa naturaleza, se puede afirmar que van desde la enseñanza hasta la economía pasando por la cohesión social y que, como en conjunto son tan reales como abiertamente destructivos,  significarán con toda seguridad la ruina e incluso la destrucción de España si no se les pone remedio de manera urgente y radical.

De hecho, el Estado de las autonomías ha oficializado el separatismo en todas sus modalidades presentándolo como una fuerza democrática y una realidad socio-política inherente a la naturaleza de España y su diversidad.

Ahora sabemos que el objetivo del autogobierno de ciertas autonomías es su segregación y su independencia.

En la práctica, eso significa para mí que los sucesivos gobiernos españoles habidos desde la llamada transición democrática han venido dirigiendo y financiando la disgregación y en definitiva la destrucción de España.

¿Estamos a tiempo de aprender la lección catalana y salir con vida?

Una cosa tengo por cierta. Si se consuma la destrucción de España será una victoria de la traición.

Der Spiegel habla

El prestigioso semanario alemán Der Spiegel informa hoy, 23-10-2017, que activistas franceses se han mostrado dispuestos a acoger (¿esconder?) a Carles Puigdemont ante  la posibilidad  de que sea encarcelado por orden del Gobierno español.

Con Margarita, a Margarita

Dime Margarita, amor del alba,

¿por qué cada amanecer te sueño

y en cada sueño te sueño blanca?

Der Spiegel sigue la crisis catalana

El semanario hamburgués Der Spiegel,  referencia obligada de la actualidad política alemana y mundial, sigue de cerca la crisis catalana. Hoy, jueves 26 de octubre, viene a decir que Puigdemont (en una fotografía de considerable tamaño) corre el riesgo de ser destituido, con todos sus consejeros,  por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Noticia tajante y escueta. A ver si se acaban de una vez las falsedades y los enredos en esta atormentada tierra española.

¿Por qué miente Puigdemont?

Puigdemont miente,

los españoles sabemos que miente,

él  sabe que nosotros sabemos que miente

y, aun así, Puigdemont miente y, probablemente, seguirá mintiendo.

¿Por qué?

Sencillamente,  porque está convencido de que, si la mentira lo merece,

en España mentir no se castiga con la cárcel

sino que se premia con la independencia de una parte de su territorio, población incluida.

¿Dónde está el dinero del proceso independentista catalán?

Me inclino a pensar que hoy, 28 de octubre de 2017, ha sido derrotado definitivamente el llamado proceso independentista catalán.

Muy probablemente continuará la guerra sucia con esas maniobras, golpes de mano  y  escaramuzas de que tanto gustan los separatistas, pero parece lícito afirmar que, en términos estratégicos, la suerte ya está echada.

Una vez más la gran política se impone a la pequeña política, aquí conocida como política dels amagatalls

Si los españoles actúan correctamente y explotan adecuadamente la situación (¿victoria?), es posible que dispongan de otros cincuenta años de convivencia más o menos pacífica.

¿Perpetuación del irredentismo?

Evidentemente no lo sé, pero puedo imaginar que se reforzarán los sentimientos de frustración y rencor en un colectivo social más dado a la resistencia oculta (¿pasiva?) que a la lucha en campo abierto.

El hundimiento del proceso independentista puede verse como una demostración de lo que digo, máxime si se tiene en cuenta que sus responsables -¿estrategas?- han planteado ese proceso no como una guerra de liberación a pecho descubierto (algo decididamente inimaginable en este caso) sino como una trampa hecha de incontables trampas so capa de diálogo democrático, pero siempre y necesariamente al margen de la Constitución, palabra proscrita por prescripción facultativa.

A mi modo de ver el problema, la más llamativa de esas incontables trampas o, más bien, estafas es la referida a la financiación del proceso independentista.

Y aunque sus responsables, empezando por Oriol Junqueras por su condición de vicepresidente de la Ganeralidad y su formación como economista, nunca han hablado de los fondos con los que piensan financiar la creación, la puesta en marcha y el mantenimiento del futuro Estado en forma de república, se sabe, entre otras razones por ese ominoso silencio, que no disponen de unas reservas mínimas para hacer frente siquiera a los gastos iniciales del futuro ente nacional.

¿Dónde está el dinero? ¿Dónde está el seny de estafadores y estafados?

Trampa de trampas, estafa de estafas, delito de delitos.