Artículos de enero de 2009

Escribir con orden

Cuando tiene que escribir algo, Pájaro bobo sigue una norma que, resultados aparte, le parece de considerable utilidad.

En lo material, la norma consiste  simplemente en  agrupar las ideas en bloques de cinco a diez líneas como máximo, procurando separar cada bloque con un par de líneas  en blanco.

Esto le permite   hacer correcciones puntuales dentro de cada uno de los bloques y ajustarlos por separado,  sin necesidad de desmontar el escrito en su conjunto.

Una vez  fijadas todas  las ideas básicas que conforman el escrito, Pájaro bobo establece  la secuencia lógica exigida por el argumento y el razonamiento,  modificando, en caso necesario, el orden de los bloques e incluso añadiendo o eliminando los que convenga.

En cualquier caso, el que escribe  tiene siempre a su disposición, entre otros,  dos tipos de orden: orden orgánico y orden temporal. El orden orgánico toma generalmente como modelo y referente primero y último el cuerpo humano  —cabeza, tronco y extremidades inferiores—, mientras que el orden cronológico o temporal nos viene dictado e impuesto por los hechos en su  acontecer simultáneo y/o sucesivo.

Pájaro bobo entiende que  el orden responde al intento del ser humano, en cuanto observador, de racionalizar lo observado, no a la naturaleza de lo observado, aunque observador y observado pertenecen al mismo universo y, en consecuencia, están sujetos a las mismas leyes y, en definitiva, a la misma lógica.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es imprescindible  el orden, cierto orden, para escribir o, si se prefiere, para describir lo que pensamos?

UPyD: la nueva frontera

De acuerdo con el último sondeo  del Instituto Noxa para el periódico barcelonés  La Vanguardia,  Rosa Díez es en estos momentos  la figura política más  valorada por los españoles después de Rodríguez Zapatero, mientras que el partido UPyD se sitúa prácticamente en tercera posición, detrás del PSOE y el PP, habida cuenta que IU, ayer conglomerado ideológico,  es hoy una especie residual en período  de extinción.

Esas posiciones, entendidas como conquistas a partir de cero en un reducido espacio de tiempo, nos confirman que tanto  Rosa Díez, en su calidad de líder, como UPyD, en cuanto formación política, han conseguido despertar el interés de los españoles y concitar su adhesión a un proyecto que no sólo  habla de España sin subterfugios ni ambages sino que además y sobre todo   defiende su unidad, asentada en la Constitución vigente, con un lenguaje rotundamente  unívoco.

Parece,  pues, evidente que tales conquistas y tales  triunfos se deben a una actitud basada en la lealtad constitucional y sobre todo histórica. Aquí se aboga por una España moderna y democrática, pero también íntegra e íntegramente española, ni mutilada ni desnaturalizada.

Pájaro bobo hace suyos esos principios fundacionales, pero, aunque él se daría  por más que  satisfecho con ellos,  considera que ha llegado el momento de que UPyD complete  su ideario político —eso que se llama convencionalmente ideología— y, al mismo tiempo, cree una estructura organizativa de ámbito nacional acorde con sus posibilidades y sus expectativas.

Él  se  inclina a pensar que el ideario de UPyD,  desarrollado a partir de   la unidad de España y la vigencia real y efectiva de la Constitución de 1978  como conceptos nucleares, debe abarcar todos los aspectos de la política nacional desde la organización territorial  hasta las relaciones internacionales, pasando por  las demás actividades propias de un  Estado de derecho moderno, unitario,  eficaz y progresista.

Ha llegado el momento de explicar a los españoles que la democacia nace de la  unión y el progeso.  Y, también, que sin unión  no hay progreso y sin progreso no hay unón.

Parece lógico  que la estructura organizativa de UPyD debe responder al ideario que trata de defender y, llegado el momento, tratará de implantar. En ese sentido, Pájaro bobo considera que, aunque no se puede ignorar la existencia de las Comunidades Autónomas, si la nueva formación  cayera en la trampa de la parcelación territorial  en la que han caído partidos como el PP y sobre todo el PSOE, traicionaría no sólo a sus votantes sino, lo que es infinitamente más grave,  al conjunto de los españoles y además dejaría sin contenido su mensaje político más genuino y representativo.

Pájaro bobo se inclina a pensar en una estructura organizativa que, asentada en el  centro, abarque y coordine los diferentes espacios geográficos  conjugando  los conceptos operativos de solidaridad y subsidiaridad. Madrid es capital y, como tal, cabeza y corazón. Vascongadas y Cataluña son  la nueva frontera.

En su  opinión,  Madrid debe seguir dando a UPyD voz y votos, muchos votos de izquierda y muchos votos de derecha, pero también de españoles que,  ajenos a la política, sólo quieren seguir siendo lo que han sido siempre, españoles, mientras que en Vascongadas, con una sociedad radicalizada en torno a la bipolaridad, UPyD puede y debe hacerse con el apoyo de todos aquellos que están dispuestos a agruparse  para plantar cara en las instituciones y en la calle a los trabucaires de Eta y sus valedores y beneficiarios.

Cataluña, ayer tierra de frontera y hoy sociedad escindida por obra de una burguesía desleal, oportunista e insolidaria,  ha tomado una senda  política de muy difícil pronóstico y, por lo tanto, también de muy difícil tratamiento. Lamentablemente, esa burguesía oportunista e insolidaria ha conseguido hacerse con la totalidad de las instancias de poder y representación democrática mediante una conjura,  a pesar de lo cual  o precisamente por lo cual su opresión tiene hoy  el sello oficial y formalmente válido  de la legalidad e incluso de la legitimidad.

De hecho, ante tamaño fraude de ley, el mismísimo Tribunal Constitucional titubea y hasta  retrocede.

Aquí,  UPyD tendrá que emplearse a fondo y, sobre todo, acertar en la elección de las personas que han de llevar a cabo su proyecto. Tarea difícil, sumamente difícil, máxime toda vez que, aquí, a sus enemigos declarados se suman  los agentes infiltrados en sus filas en calidad de  espías, confidentes y saboteadores.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá UPyD devolver los derechos democráticos a los españoles de Vascongadas y Cataluña y la dignidad al conjunto de los españoles?

PSOE, PP y UPyD: en busca de un nuevo equilibrio

Es posible, incluso  probable,  que, si se  mantienen las tendencias actuales, dentro de un plazo relativamente corto el ámbito político de la piel de toro  quede dividido en tres parcelas: una parcela mayoritaria y  dominante  a la izquierda, una parcela relativamente extensa y populosa pero en fase menguante a la derecha, y una parcela  más bien pequeña pero en clara línea creciente en la franja intermedia.

Tres partidos, tres programas, tres parroquias.

El PSOE,  la formación de izquierdas, tiene hoy una clara ventaja numérica  sobre el PP,  su enemigo natural y tradicional, ventaja que Pájaro bobo atribuye en gran medida a las habilidades negociadoras y embaucadoras de su líder y actual jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero. Con decir que en las negociaciones en torno a la financiación de las Comunidades Autónomas consiguió trajinarse de cintura para arriba,  revolcón incluido, a la mismísima  señora doña Esperanza Aguirre, representante destacada de la derecha metropolitana…

De la mano de Mariano Rajoy,  el Partido Popular, nuestra formación conservadora, vive horas de contrariedad y desconcierto. Evidentemente, las causas de esa situación pueden buscarse alternativamente en las personas o en la línea política adoptada.

Pájaro bobo renuncia en estos momentos a un análisis, incluso elemental, para afirmar escuetamente que, de acuerdo con los números de la cuenta de resultados, la cosa no funciona y que, a juzgar por los indicios, tampoco tiene visos de que vaya a mejorar en un futuro próximo. Si en el PP  alguien no tiene gafe, al menos lo parece.

Pero como en la vida el mal de unos es a menudo el bien de otros, ahí  tienen ustedes a Rosa Díez cabalgando, triunfadora,  a lomos de su pequeña formación, UPyD. Un partido de izquierdas por definición ideológica que roba votos en cantidad  a una derecha insegura, vacilante, incluso desleal para no pocos de sus seguidores naturales.

Pájaro bobo considera que en política, como en la vida y en la selva de la vida, cada formación debe luchar con  las armas y los recursos que le son propios.  Y en ese sentido está convencido de que, tarde o temprano, el PSOE pagará los fraudes, muchos de ellos auténticos delitos contra natura, perpetrados por el tal Zapatero,  maestro consumado, aún no consumido,  de las kindersorpresas.

Ahí, UPyD, la formación de la Rosa vasca, tiene la ventaja de utilizar un lenguaje  en el que cada palabra clave responde a una idea clave.  Un lenguaje claro y limpio para convencer, no para engañar. Fuera de la nación y la Constitución vigente no hay democracia y. por supuesto, tampoco un  futuro con unidad y progreso.

Es muy  posible que, al margen de partidos políticos e ideologías,  ese sea el lenguaje y ese sea el  mensaje  que muchos españoles llevan años esperando.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuánto tiempo tendrán  que esperar todavía  para comprobarlo?

Franquicias políticas: del modelo Maragall al PSOE vasco pasando por Ciudadanos

Es probable que Pasqual Maragall pase a la historia de España como uno de los personajes más pérfidos y nocivos de nuestro tiempo. No sólo formó parte del cenáculo de cerebros  que, en los albores de la democracia, concibió e implantó el frente unificado de Cataluña con el fin de  que, desde el primer momento, aquí la política la hicieran los separatistas  para los separatistas, sino que además ideó el plan para beneficiar  el tirón popular  de Felipe González y Alfonso Guerra,  hacerse con los votos de la charnegada seudocatalana y, tras cortar  el cordón umbilical con la formación madre, quedarse con ellos  y además  endosárselos  a los mencionados líderes socialistas, a la sazón al frente del Gobierno de España,   de acuerdo con la fórmula:   votos a cambio de competencias para la Generalidad.

La treta no sólo conoció un éxito rotundo sino que, al cabo de los años, tuvo descendencia. Hijos naturales suyos son los Montilla, las Chacones y  una caterva innúmera  de nuevos charnegos.

No tiene nada de sorprendente, pues, que ahora el tal Patxi López, dirigente del PSOE vasco, quiera aplicar por su cuenta  esa fórmula con ribetes de franquicia política.  Tú tienes la protección y difusión de una marca de ámbito nacional, pero mandas en tu casa y te quedas con lo que pesques, caces, robes o «insurpes» en su nombre.

Pájaro bobo se malicia  que algo así era y es lo que el Partido de los Ciudadanos quería y quiere hacer con UPyD en Cataluña.

Por lo visto, lo da la tierra.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es posible que cunda el sistema de franquicias políticas de acuerdo con el modelo Maragall basado, a un mismo tiempo, en la bilateralidad y  la deslealtad?

El Subidón de UPyD

Nada más conocer la noticia, rumor o infundio de que UPyD, el partido de la Rosa vasca, está a punto de experimentar un subidón «epocal», los responsables del PP han corrido a cubrir su flanco norte, ese que da a  las Vascongadas en lo geográfico y en lo humano,  con una cuña de la misma madera, cuña y madera con cuño vasco: Jaime Mayor Oreja.

Pájaro bobo se alegra tanto de la noticia con rumor de oleaje como  de la medida con visos de cura de urgencia. Aun así, se inclina a pensar que lo lógico en el ilógico mapa político de esta  España seudoconstitucional sería que el subidón de UPyD fuera sobre todo a expensas del PSOE, llevado a la desnaturalización ideológica y programática de la mano de  su líder, gran embaucador  y gran masturbador, Rodríguez Zapatero.

En cualquier caso, todo el que lo desee puede comprobar que el augurado y muy probable subidón del UPyD se debe a Rosa Díez y el subidón de Rosa Díez a un mensaje tan elemental como democráticamente irrefutable: España y Constitución.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿debemos prepararnos los españoles, políticos incluidos,  para un cambio sustancial de las fuerzas en presencia?

El idióticon de Pájaro bobo
Epocal
. Esta palabra existe, por ejemplo, en inglés (epochal), pero no en español. Aun así, Pájaro bobo la lanza y la enajena con la esperanza de que haga época.

El secreto de la Rosa

Pájaro bobo ha sostenido a lo largo de su vida que tanto en religión como en política lo mejor y más seguro o,  si se prefiere, lo menos malo y menos inseguro es tener pocas ideas pero sólidas. Ideas nucleares con valor de principios éticos para pensar y actuar, habida cuenta que, como escribió el teutón, «el pensamiento es la acción» (der Gedanke ist die Tat).

Ideologías y teorías son, en la mayoría de situaciones,  tramoyas retóricas que impiden ver la realidad y, por lo tanto, pensar y actuar de acuerdo con ella. La tarea principal y más demeritoria  de los  políticos consiste precisamente en crear y montar tramoyas retóricas —llamadas pomposamente ideologías—  para ocultar la realidad y organizar  sus  chiringuitos. Sin tramoya no hay chiringuito y sin chiringuitos no hay ni política ni políticos.

Salvo excepciones.

Una de ellas es, a los ojos y oídos de Pájaro bobo, Rosa Díez,  española del norte a la que, hable donde hable, diga lo que diga, se le entiende todo por la sencillísima razón de que siempre habla la misma lengua y dice lo mismo: «España y su Constitución».

Ese es su secreto.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿hay algo más alejado del lenguaje y el mensaje de la brava Rosa vasca que las trapisondas del embaucador y masturbador  Zapatero o de los titubeos del pusilánime, incluso indigente, Rajoy?

El  idióticon de Pájaro bobo
Chiringuito.
Aunque el diccionario de RAE  lo define como «quiosco o puesto de bebidas al aire libre», Pájaro bobo entiende que chiringuito es toda industria en la que uno o varios vivales le «insurpan» alevosamente la pasta al personal; también, toda industria inmoral e impúdica vista como modus vivendi y modus manducandi. La Industria de Pájaro bobo no es un chiringuito.

Embajadas autonómicas

Parece ser que nuestras «nacionalidades»  periféricas se gastaron el año 2008 un total aproximado de veinte millones de los actuales euros en crear y mantener sus propias embajadas.

Por lo visto, a las susodichas no sólo no les afecta la crisis económica sino que además están dispuestas a reírse de los españoles.

Pero como a Pájaro bobo se le antoja que cada una de esas embajadas es fruto de una serie de operaciones que  constituyen  otros tantos  delitos múltiples, continuados y crecientes  —malversación de fondos, infracción de la Constitución, invasión y usurpación de competencias estatales entre otros—,  considera que ha llegado el momento de  denunciarlo.

UPyD parece ser el partido indicado para presentar una denuncia en toda regla bajo un epígrafe como, por ejemplo: Malversación de fondos y deslealtad constitucional a cargo de Ibarretxe, Montilla y el touriño de turno.

En realidad, lo deseable sería que el paquete de denuncias incluyera también las delegaciones, las misiones políticas y seudocomerciales enviadas al  extranjero (incluida España como país vecino) y las representaciones en organismos políticos, así como las selecciones deportivas autonómicas y su participación en competiciones internacionales.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede financiar el Gobierno de España  la destrucción de la nación con el dinero de los españoles sin que nadie se conmueva?

Israel, Israel

En opinión de Pájaro bobo, la presunta singularidad de Israel o, si prefiere, del pueblo judío se asienta en el doble postulado de que existe una verdad revelada y de que Israel fue el pueblo elegido por Yahvé para depositarla en la Tierra y transmitírsela a los seres humanos.

Sin verdad revelada no hay pueblo elegido.  Pero ¿es realmente Israel el/un pueblo elegido?

Pájaro bobo así lo cree, pero en su caso eso es algo que tiene que ver más con la emotividad que con la razón. O, si se quiere, más con su mitología que con la historia.  Son muchos los pueblos que, a lo largo de los tiempos, han tejido leyendas de pueblos elegidos.  ¿Fueron todos ellos realmente pueblos elegidos? ¿Sobrevivieron? ¿Sobrevivió su memoria?

Hoy, Israel, el pueblo judío, vive acaso una de sus épocas más agonísticas  y contradictorias, condenado a sobrevivir y condenado a matar para sobrevivir. Hasta ahora, los judíos intentaban sobrevivir eludiendo la muerte en sus diversas formas. Ahora, los judíos intentan sobrevivir matando a sus enemigos.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es ese el fin de la historia del pueblo elegido?

Proyecto nacional, ni partido ni dividido

Ahora, la prensa extranjera denuncia a diario  los gravísimos errores cometidos por el Gobierno Zapatero, durante los últimos tiempos,  en el ámbito de la economía,   así como las desgracias  que inexorablemente   se abatirán sobre España y los españoles en los próximos años. Los comentaristas le acusan en concreto de actuar sin una planificación realista e integral o, en otras palabras,  de volar en alas de una mentalidad a la vez ingenua y malintencionada, según la cual basta con negar algo para hacer que no exista, al menos durante una temporada.

Todos sabemos que precisamente esa ha sido la fórmula mágica utilizada sistemáticamente tanto por Zapatero,  gran embaucador y masturbador,   como por su inepto y lealmente  desleal subalterno y  ministro de la pasta gansa. Es posible, acaso probable, que Solbes, el aludido y futuro interfecto, pase a la historia no sólo como el crack que vapuleó sin compasión a un Pizarro acomplejado y  televisivamente inexperto sino también como el gran bluff del boom y el crash de nuestra economía.

Con esas negras perspectivas económicas en una España a merced de las nacionalidades periféricas,  generadoras insaciables de cargos burocráticos, embajadas, delegaciones y selecciones deportivas, Pájaro bobo considera que ha llegado la hora de que una formación nacional, no partido político, levante la voz y ofrezca a los españoles un proyecto realmente democrático o, lo que es igual, nacional, integrador y constructivo. Tal formación debería superar los planteamientos ideológicos de izquierdas y derechas, con sus divisiones y antagonismos, y poner el juego político y sus actores al servicio de la ciudadanía española, no al revés como ocurre ahora.

Pregunta ingenua e intempestiva:  ¿hay en el actual panorama político español alguna formación capaz de llevar a cabo ese proyecto?

De la economía a la meteorología pasando por el Amazonas

Llámese como se llame, la crisis económica es cada vez más  grave o, como se dice ahora, más importante. Zapatero, nuestro jefe de Desgobierno, negó su existencia mientras supo y pudo.  Solbes,  administrador del reino,   ha venido eludiendo sistemáticamente la palabra y, en rigor, también  la cosa. «Se llama recesión, incultos, más que incultos».

Pero, hombres y nombres omisos, la crisis sigue su curso en forma de  descenso  de la actividad productiva y, en consecuencia, también  de la riqueza obtenida y acumulada.  Los españoles somos cada día menos ricos o, si se quiere,  más pobres  porque cada día  son menos los que trabajan y producen. Brokers de los diferentes parqués aparte,  que esos tienen su propio catecismo.

Pero nuestro jefe de Desgobierno lo niega y, probablemente, lo seguirá negando, pues, a juzgar por todo un cúmulo de eso que ahora se llaman evidencias y antes eran simplemente pruebas, el pobre padece ignorancia contumaz, incluso  invencible,  pecado contra el Espíritu Santo  que, como pocos saben todavía,   ni se perdona ni puede perdonarse (al menos en el ámbito de la fe).

Algo parecido  debe ocurrirle  a su subalterno y colaborador Solbes,   aunque el hombre, incapaz de seguir luchando por más tiempo con sus juegos numéricos y arritmias aritméticas, ha pedido la excedencia o, más exactamente,  la baja al frente del ministerio de deudas perdidas, créditos hipotecarios de larga duración  y morosos  anónimos e irrecuperables.

Por lo visto, una noche de invierno el caballero  del frac  se presentó en su casa, llamó a la puerta y le conminó «O arreglas las cuentas o te quito la llave del tesoro público. Eso no es más difícil que un sudoku».

A oírlo, el hombre abrió un ojo, cerró el otro y  comentó consigo mismo: «Este no sabe lo que dice». Acto seguido pidió la excedencia. Y en esas está.

Mientras tanto, el tal Zapatero, embaucador y masturbador con práctica, oficio y mano izquierda, sigue levantando la ceja angular de uno de sus ojos por ver si por fin ve  el fin de la crisis que se han inventado los antipatriotas. Él, que no sabe qué es una nación.

¿Ha dicho crisis? Sí, y es verdad, la hay,  pero el granuja  miente, porque dice lo contrario de lo que piensa.

Y es lo que dice este pájaro con más picardía que el Kun Agüero:  «Si el pobre no sabe lo que es una nación, no puede saber que España es una nación.  Y, si no sabe que España es una nación, no puede saber que  la nación española está en crisis».

Mientras el tal Zapatero cavila y maquina una batería de kindersorpresas para salir de la ciénaga de los presupuestos autonómicos, suena el teléfono.

Soy Maleni. Sí, Magdalena Álvarez. ¿La cultísima ministra de Incultura? No, sólo de Fomento. ¿Qué ocurre? Una nevada: la ciudad de Madrid está paralizada.  Eso no es nada. Que  Corbacho, el del paro, te envíe unos cuantos productores y productoras del subsilio, y todo arreglado. No, porque dice que parados tiene a manta pero le falta presupuesto. Está en números rojos. Me lo imaginaba. Bueno, pues entonces llama a la Chacón. ¿Cómo? Que llames a la Chacón, sí, hombre, quiero decir sí,  mujer,  la ministra catalana de indefensa. Que te envíe una división de infantes de Marina y otra de zapadores de montaña. Sí, José Luis, lo que ocurre es que las carreteras están colapsadas y no se puede circular. Pues, entonces, que te envíe una brigada de paracaidistas y otra de hombres-rana.  Entendido, jefe.  Y la próxima vez, Maleni, a ver si te organizas y tomas algunas medidas cautelares.

¿Medidas cautelares ha dicho? ¿Será caradura el Zapatero ese?  Con tres  millones de parados como tiene,  el andoba aún no se ha enterado de que esto es una crisi mu impontante y ahora  viene  y  me pide que barrunte una tormenta de nieve con veinticuatro horas de antelación   como si yo fuera una esquimal del Amazonas o del Ecuador.

El idióticon de Pájaro bobo
Subsilio
. Voz oída, no escuchada, en televisión. Pájaro bobo quiere pensar que es una combinación-contracción de subsidio y ausilio (por auxilio).  En cualquier caso, la incorpora a su idióticon en calidad de préstamo.

Una Nebrera joven, belicosa y ambiciosa

Pájaro bobo está convencido de que si en el Sanedrín catalán se admitiera a las mujeres, la Nebrera sería una de las admitidas. Naturalmente, después y detrás de doña Marta, la florista.

Pero, como la dicha y redicha Nebrera  posee habilidades sumamente útiles para la causa catalanoseparatista, este pájaro se inclina a pensar que Pujol ben Gurión, autoridad suprema  de la mencionada instancia autonómica, ya  la habrá nombrado, como mínimo, adjunta a la Presidencia, que es un cargo que da mucho juego y no obliga a nada: ni a él, otorgador/otorgante, ni a ella, beneficiada y beneficiaria.

En cualquier caso, Pájaro bobo está seguro  de que la tal Nebrera hará carrera en el ámbito de la Generalidad. Para empezar, la colocaron en el Partido Impopular de Cataluña con el encargo de continuar y rematar la labor de Josep Piqué,  el fugado de Exteriores, hasta convertir su parcela en un erial y transferir los  restos o despojos humanos a Convergencia. El encargo llevaba implícita la tarea de amargar la vida a la Camacho, presidenta de la formación, pero más como premio y gratificación que como trabajo ingrato. A día de hoy, la dama ha cumplido  am excreix!

Protegida por el Sanedrín, la Nebrera no sólo domina de facto el espacio socio-político del  más impopular de los partidos catalanes, sino que  además es capaz de poner en fuga con sus alaridos  a cualquier figura de bulto redondo que se le  acerque.

Al amparo del Sanedrín,  a la Nebrera,  joven,  belicosa y ambiciosa, le espera un futuro prometedor,  no exento de percances, trifulcas  y revolcones.

Pregunta ingenua e intempestiva:  ¿y si la tal Nebrera fuera llamada a sustituir, en fecha no lejana,  a la tal Chacón como ministra de indefensa del Reino de España?

El idióticon de Pájaro bobo
Sanedrín catalán.
Existe un Consejo Asesor de Cataluña. Como este Consejo, máxima  autoridad moral  del país para los catalanes de mena, está formado por prohombres de la política, las finanzas, la cultura y el clero  pertenecientes, casi en su totalidad, a las grandes familias de la burguesía barcelonesa,  Pájaro bobo lo bautizó, por su cuenta y riesgo, con el nombre de Sanedrín catalán, ya que a su modo de ver está inspirado en la institución bíblica.

La gran conjura del separatismo catalán

Ernest Benach, presidente del Parlament de menos de  la mitad de los catalanes y, por lo tanto, de  menos de la mitad de  Cataluña, ha lanzado una nueva, probablemente no última, amenaza al Tribunal Constitucional, anunciando  una «crisis de Estado sin precedentes»,  si dicho Tribunal osa  fallar en contra del Estatut, según él, «aprobado democráticamente por el pueblo de Cataluña».

Pájaro bobo está cansado de decir que ese Parlamento no es ni legítimo  ni representativo ni, por consiguiente,  democrático, ya que tanto los partidos políticos de Cataluña como su Parlamento están dominados  casi totalmente,  ab origine, por los representantes de la comunidad de lengua catalana, mientras que la comunidad de lengua española, aun siendo mayoritaria, ni tiene ni ha tenido nunca una presencia mínimamente aceptable en términos de representación democrática ni ha intervenido en momento alguno  en la redacción y tramitación del mencionado  Estatuto por la sencilla razón de que en él no se reconoce su existencia.

Por lo tanto, en opinión de Pájaro bobo, todas las leyes y disposiciones del Parlamento de Cataluña son inmorales, ilegítimas, ilegales y delictivas, en cuanto que responden a un fraude de ley con carácter de conjura, como es la usurpación planificada,  secreta  y, por definición, dolosa  de las instituciones de representación democrática existentes en  la Comunidad Autónoma de Cataluña.

Eso es algo que el Tribunal Constitucional debe tener necesariamente en cuenta o, si se prefiere, investigar desde su origen para valorar tanto el Estatuto como las restantes leyes y disposiciones emitidas por el Parlamento de Cataluña y, en definitiva, la legitimidad de las instancias  de decisión y representación existentes en la Comunidad Autónoma de Cataluña.

En cualquier caso, si Ernst Benach amenaza con una crisis de Estado, Pájaro bobo considera que tal amenaza es suficiente para que  en su momento, y siempre con carácter preventivo, la autoridad competente proceda a la suspensión temporal de la Autonomía catalana.

En opinión de Pájaro bobo, ahí hay una situación gravísima  a denunciar para el partido político que esté dispuesto a acabar con la conjura del separatismo catalán antes de que, avanzando  por vía de los hechos consumados, sea demasiado tarde.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede alcanzar la independencia Cataluña a partir de una conjura y utilizando impunemente una cadena de fraudes de ley?

Montserrat Nebrera: enroque de dama

De acuerdo con las reglas del ajedrez hay dos tipos de enroque: enroque de dama y enroque de rey. En la práctica consuetudinaria el primero se llama enroque largo y el segundo enroque corto. Ambos tienen por objeto proteger el rey desplazándolo del centro a uno u otro de los flancos.

En ajedrez, la ocupación y el dominio del centro suelen decidir el resultado final de la partida.  Como en las batallas de otras épocas o como en las campañas  políticas de nuestro tiempo. El centro decide.  Pero, curiosamente, en política el centro decide  no por  sólido sino porque es el espacio natural de los indecisos.

Sea como fuere, lo cierto es que la señora Montserrat Nebrera González se ha enrocado —enroque de dama, pues—,  y ha declarado rotundamente que no está dispuesta a moverse de donde se encuentra  política y públicamente.  Sus palabras no denuncian atisbo alguno de duda y, menos aún, de  culpa.

Acentos y dejes aparte,  sus declaraciones acerca de la ministra Magdalena Álvarez, a la que aludió con el sintagma nominal anominal «esa cosa»  (¿a quién se lo habría oído?), constituyen  a  los ojos de Pájaro bobo una falta moral grave o incluso muy grave, máxime en cabeza y boca de una jurista: reificación o cosificación  verbal de un ser humano.

Aun así, la señora Nebrera parece seguir aferrada a su falsa buena conciencia, enrocada en el flanco catalanista de su partido y convencida —-¿segura?— de que de ahí no va a moverla nadie.  Sólo le ha faltado decir que,  tanto en sus últimas y despectivas  declaraciones como en su constante entrar y salir de  fregao en fregao, cumplía y cumple  órdenes.

Por muchísimo menos hay quien lleva décadas en situación de muerte civil. Pero, claro, el desgraciado  ni pertenecía al Rovell de l’ou ni estaba protegido por el Sanedrín. Por el contrario, había sido  fichado  como  enemigo irreductible  suyo.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿de quién o de quiénes parten las órdenes que, a juzgar por múltiples indicios, cumple la ambiciosa, intrigante  y despectiva  señora Nebrera i González?

Magdalena Álvarez y esa cosa

Guiado por su olfato y su instinto como Menschenkenner, Pájaro bobo está convencido de que Magdalena Álvarez es una buena mujer, que es mucho. Pero ser una buena mujer —sin odio ni rencor en la mirada y sin retranca ni resabio  en el rabillo del ojo— la habilita para ser una honrada esposa y una madre solícita, pero no necesariamente para ser una buena política. Formación intelectual y conocimientos aparte.

De hecho, para ser una buena política es infinitamente mejor ser una mala, incluso una pésima  persona. Lo dijo alguien: la política exige tomar decisiones que una buena persona no puede ni asumir ni tomar. Ahí, «esa cosa» que responde al nombre de Montserrat Nebrera, nunca González, le saca, como mínimo,  dos cuellos de ventaja. I la torna.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué José Antich, director de La Vanguardia, en su alegato en defensa de la Nebrera como política políticamente interfecta, comenta el pecado venial de esta cosa  y silencia su pecado mortal?

Miserable, miserable.

UPyD Cataluña a la conquista del espacio

El nombramiento de José  Manuel Opazo como jefe de Organización y Expansión de UPyD en Cataluña se ha traducido inmediatamente en una fuerte vitalización y  dinamización de nuestra formación en términos de actividad y eficacia.

La primera medida de Opazo, hombre perteneciente al mundo empresarial y residente en la siempre neutral y siempre activísima Suiza, fue inaugurar la sede de UPyD en Barcelona, medida que, vivida como una conquista,  le proporcionó  el apoyo unánime de  sus miembros.

Una vez inaugurada la sede en las barcelonísimas Ramblas, Opazo convocó una reunión de jóvenes voluntarios con objeto de crear una serie de equipos de trabajo llamados a difundir la presencia de UPyD en la sociedad catalana, colaborando con la Dirección  regional del Partido en parcelas que van desde  la creación y el desarrollo de proyectos relacionados con  los medios de comunicación escritos  hasta la organización de actos públicos de diversa naturaleza.

A partir de aquí, Pájaro bobo aboga por una dirección sólida integrada por el Coordinador General de Cataluña, el  responsable de Prensa y el responsable de Organización y Expansión, y asistida por un equipo de jóvenes distribuidos en secciones de  apoyo y acción coordinada.

De acuerdo con este esquema,  a su modo de ver  el ideal sería que todos los asociados y en especial los jóvenes estuvieran encuadrados en  alguna de esas secciones y expusieran en ellas  sus  inquietudes, sus iniciativas y sus sueños,  de modo que todos los  esfuerzos respondieran a una misma orientación y un mismo fin. Las aportaciones individuales son voluntarias pero, si se quiere alcanzar el fin perseguido,  todas ellas  deben ser ordenadas y encauzadas  racionalmente  de acuerdo con el doble eje de la solidaridad y la subsidiaridad

Ese es el proyecto organizativo que José Manuel Opazo ha traído a UPyD,  proyecto basado en criterios de operatividad  empresarial y que, correctamente ejecutado, puede y debe proporcionar el éxito a nuestra formación en su defensa  de  un colectivo social que, al margen de toda ideología,  reclama una  representación institucional  que no tiene y en justicia  le pertenece.

Estamos hablando de la comunidad de lengua española de Cataluña. O, lo que es igual, de cuatro millones de ciudadanos.

UPyD, única formación democrática y española en el Estado de las Autonomías

En la actualidad, tanto  el funcionamiento de  la Unión Europea en cuanto organización supraestatal  como  el funcionamiento interno de   España, más allá de su condición de Estado miembro,  se rigen  por dos principios  que corresponden a  sendos niveles de actuación:   el principio de solidaridad, que actúa de acuerdo con un  eje vertical, y el principio de subsidiaridad o, si se prefiere, subsidiareidad, que actúa de acuerdo  con  un plano horizontal.  Arrriba están las instancias comunitarias; abajo, los Estados miembro.

Las instancias comunitarias velan por el correcto funcionamiento de la  organización en su conjunto,  o sea, entendida como un organismo único, y las naciones o Estados miembro  se cuidan de sus respectivas parcelas.

Parece ser que, en su momento, los políticos españoles quisieron copiar el modelo biaxial europeo creando  el llamado Estado de las Autonomías (¿Estado autonómico?), pero el hecho es que se cargaron el invento.

Ahora, las Comunidades Autónomas, obra y hechura de la nación española, están a punto de devorarla.  La solidaridad estatal no es correspondida con una subsidiaridad leal por parte de ellas.   Varias, las más insolidarias y las más subsidiarias, no sólo  pretenden utilizar los recursos que reciben   para acceder a la condición de Estados soberanos sino que además  han contagiado a otras, si es que no les han dado y no  les dan  instrucciones expresas sobre el camino a seguir para acceder a la independencia.  En cualquier caso,  en esas están.

Ante este panorama,  UPyD es hoy la única formación política, no partido, que prima por encima de todo el principio de solidaridad; lo que nos une y, al unirnos, hace que seamos  a la vez un pueblo y una nación.

Tanto eso como el hecho de haber nacido abajo,  por generación espontánea, y estar creciendo de abajo arriba, sin una de esas superestructuras  a la vez políticas, burocráticas  y financieras que han convertido nuestros partidos políticos, grandes y pequeños,  en proyectos de ingeniería social,  hacen de UPyD la única formación política auténticamente democrática,  Aquí no hay más dinero que la calderilla que aportan sus miembros ni hay más estructura que la que estos van construyendo día a día.

Ante este panorama, con un Partido de los Ciudadanos a punto de morir reventado por los agentes del separatismo burgués  instalados en su seno,  UPyD queda como la única formación que, en estos momentos,  lucha abiertamente contra las  fuerzas centrífugas amparadas bajo el principio de subsidiaridad en un Estado de las Autonomías abiertamente  antidemocrático por insolidario.

Pregunta ungenua e intempestiva: ¿qué otra cosa puede y debe pensarse de un Estado que financia consciente y deliberadamente su propia destrucción entregando  dinero de España y de los españoles a quienes se han conjurado con ese único fin?

UPyD: ni en contra de unos ni a favor de otros, por la unión y la constitucionalidad

Como los partidos políticos son por definición ideológicos y por definición dividen la sociedad, los partidos políticos dividen necesariamente la sociedad  en términos ideológicos: izquierda – derecha, derecha – izquierda.

Ese esquema bipolar, convertido en un círculo vicioso (Teufelskreis) por la inercia de las estructuras políticas y politizadas del Estado y el  desleal e interesado comportamiento  de  la inmensa mayoría de los políticos, es lo que UPyD quiere combatir y, si le fuera dado, romper para proporcionar a la sociedad civil española un marco de convivencia  realmente democrático. En otras palabras:  no nos parece lícito que se ponga constantemente en entredicho  a   la nación,  sustrato  histórico y base de sustentación permanente  y necesaria de todo régimen político democrático y su  juego de relaciones.

Si la  democracia es fruto de la  unión,  el progreso es fruto de la  democracia y la unión. Y si es cierto que sin unión no hay democracia, también lo es que sin democracia y unión ni hay ni puede haber progreso real y verdadero.

En estos momentos, en los que España, con más de tres millones de personas en paro, tiene que hacer frente a una gravísima crisis económica de incierto alcance, incierta  intensidad e incierta duración,  a los ojos de Pájaro bobo  es un delito inadmisible que el Estado mantenga la gigantesca y gravosa  máquina burocrática de  las diecisiete Comunidades Autónomas y  un delito aún  mucho más inadmisible   que varias de esas Comunidades Autónomas malversen el dinero de los españoles en actividades como organizar campañas para eliminar el idioma español de sus espacios geográficos y sus actividades institucionales, financiar la creación y el mantenimiento de embajadas propias, selecciones deportivas propias, relaciones internacionales propias, etcétera.

El señor Rodrígiuez Zapatero debe saber, en su condición de  jefe de Gobierno, que esas actividades  y otras muchas de igual naturaleza  e idéntica finalidad  —tipificadas en primera instancia  como malversación de fondos públicos, infracción continuada de la Constitución y usurpación de competencias estatales—  son delictivas y que tarde o temprano tendrá que dar cuenta de su complicidad en ellas ante el  pueblo español, depositario  de la soberanía nacional  y sujeto de la Constitución vigente.

UPyD se lo va a exigir y también le va a exigir que proporcione  a la economía productiva, no especulativa,  los recursos necesarios para hacer frente a  la crisis actual y ofrecer condiciones de vida dignas, incluido   un trabajo igualmente digno,  a todos los ciudadanos  españoles, algo a lo que, según nuestra Carta Magna, tienen derecho.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué dirá nuestro jefe de Gobierno cuando una ciudadana española,  leal y responsable, le lleve ante los tribunales y le acuse de complicidad en la malversación de fondos públicos perpetrada de manera continua y/o reiterada por los dirigentes —¡gobernantes!—  de  ciertas Comunidades Autónomas caracterizadas por su beligerencia e insolidaridad?

UPyD y la ciénaga catalana

Para los beneficiarios del establishment bautizado por el autor de este  espacio virtual, sólo virtual, con el nombre de Rovell de l’ou, la Cataluña actual  es ya tierra de promisión, tanto por lo que ahora mismo  ofrece a sus sabras como, y en especial,  por lo que les reserva.  «Cada día nos falta menos para liberarnos de la servidumbre de los madrileños» dicen que dicen por lo bajini ellos y ellas en su dialecto. ¿He dicho dialecto? Sí. Es una atención/obsequio de esta docta casa que es la Industria de Pájaro bobo.

Quizas por eso o precisamente por eso los sabras no están dispuestos a consentir, ni por activa ni por pasiva,  que en su futura nación,  siempre oasis,   prendan de ahora en adelante semillas exóticas  y mucho menos españolas, empeñados como están en extirpar las que aún quedan a modo de herencia ominosa  de los tiempos de opresión.

De ahí, la guerra que, desde los tiempos de Vidal-Quadras, han mantenido y mantienen las formaciones políticas integrantes del Partido Único de Cataluña  con el Partido Popular a través de agentes como el fugado Piqué o esa cosa llamada Nebrera i González con sus respectivos comandos o escamots de información y apoyo.

De hecho, en Cataluña oficialmente no hay más que una  comunidad sociolingüística —la comunidad de lengua catalana, también conocida y reconocida oficialmente  como el  pueblo de Cataluña—, pues la otra,  la comunidad de lengua  y sentimiento españoles, no existe a efectos oficiales, a pesar de ser mayoritaria, habida cuenta  que,  con sus más de cuatro millones de integrantes/hablantes, representa en torno al 52-54 por ciento de toda la población del país/nación/Comunidad Autónoma, frente al 46-48 por ciento de sabras y aborígenes.

Aun así, la comunidad de lengua y sentimiento españoles  no tiene una presencia mínimamente aceptable en términos de representación democrática en las instituciones de Cataluña   en cuanto  Comunidad Autónoma integrada en el Estado español.  De hecho,  sus  instituciones  públicas, supuestamente democráticas,  están  dominadas, incluso monopolizadas,  por los representantes de la comunidad de lengua catalana y sentimiento independentista. Prueba y demostración de lo que decimos  es el llamado Parlamento de Cataluña, que ha redactado, elaborado y tramitado  su propio Estatuto de Independencia. En él no hay la mínima alusión o referencia a la comunidad de lengua española y los derechos de sus miembros.

La misma  situación puede observarse  en el ámbito específicamente político, donde los partidos de ideología catalanoseparatista no sólo copan la totalidad del espacio social e ideológico sino que además se cuidan de dinamitar, bien directamente, bien a través de agentes y colaboradores/saboteadores, los focos rebeldes que, de manera a la vez aleatoria y recurrente,  surgen  aquí y allá en el seno de la comunidad de lengua y sentimiento españoles, a pesar de una opresión y  una represión institucionales de cuño rotundamente dictatorial.

Eso es lo que han hecho con el Partido de los Ciudadanos,  en estos momentos  a punto de saltar por los aires reventado desde dentro por agentes de la burguesía local, y eso es también lo que sin duda desearían hacer  o, mejor dicho, piensan hacer con UPyD, tan pronto como, de acuerdo con sus planes,  llegue el momento.

Afortundamente,  UPyD tiene una gran ventaja sobre el Partido de los Ciudadanos por ser una formación con una clarísima vocación nacional y española. En la práctica eso significa, a los ojos de Pájaro bobo, que  UPyD  ha obrado correctamente  al distanciarse de  Ciudadanos  tan pronto como ha comprobado  que este partido iba a ser engullido por la ciénaga del separatismo catalán.

De acuerdo con esa misma experiencia, Pájaro bobo considera que  la dirección nacional de UPyD debe prestar su apoyo a  la  sección de Cataluña, pero para ello tiene que procurarse antes un sólido punto de anclaje y, sin soltarlo en ningún momento, tenderle  la mano, incluso el brazo. No obstante, si se produjera un fracaso coyuntural o momentáneo,  lo correcto sería soltarla y dejar que se hundiera ella sola en la ciénaga, no las dos: la sección de Cataluña  y la dirección nacional.

Eso es al menos lo que Pájaro bobo haría.  Lo aprendió leyendo a Ángel Ganivet,  pionero del patriotismo español de izquierdas, y a Anselm Grün, teólogo alemán de nuestro tiempo  descendiente de conversos  españoles.

El  Idióticon de  Pájaro bobo
Sabras.
Judíos  puros, nacidos en Israel.
That thing. En inglés, esa cosa y también esa criatura. Con un poco de imaginación, incluso ese monstruo. En una reciente película de ficción aparece un ser extraño. En la versión española se alude a él como la cosa, cuando posiblemente lo correcto habría sido designarlo como la criatura o el monstruo.

Espíritu democrático

A los ojos de Pájaro bobo, el espíritu democrático, considerado subjetivamente, nace de la conjugación, en un tiempo y un espacio concretos,  de los cuatro elementos siguientes:

1)  Una actitud  intelectual del individuo que, derivando de la curiosidad al interés,  le  lleva a conocer la realidad social.
2) Una implicación proactiva  del individuo en lo social,  quiere decirse, una implicación  que concilia y conjuga jerárquica y armónicamente  la defensa y la promoción de  los  intereses particulares o individuales con la defensa y la promoción de los intereses  generales o comunitarios.
3) Una actitud práctica (conducta)  respetuosa con el  orden social  establecido en cuanto marco  de convivencia  y norma conciliadora  de lo  particular y lo general, de lo individual y lo colectivo.
4) Una utilización del lenguaje, en cuanto vehículo de  expresión y comunicación,  respetuosa con las   normas de convivencia definidas como  legítimas, legales  y esencialmente justas.

En resumen, el espíritu democrático parte de una actitud intelectual democrática (1) y, después de pasar por una actitud social democrática (2) y  una conducta democrática (3),  tiene su manifestación  última y primera  en un lenguaje democrático (4).

El lenguaje democrático es síntesis y expresión del espíritu democrático.

Lamentablemente, los españoles, ajenos durante siglos a las grandes corrientes culturales de Europa y herederos  de  una paupérrima tradición  democrática, en pleno siglo XXI  seguimos siendo deudores obligados  del lenguaje dogmático de los púlpitos y del lenguaje imperativo de los cuarteles. Todavía hoy  es frecuente oír expresiones  del tipo «aquí mando yo», «usted está equivocado»,  «el que no esté de acuerdo que se marche», «usted se calla porque lo digo yo », «lo que tú dices es falso», «que nadie venga a darnos lecciones», etcétera. Todas esas expresiones  y muchísimas más que podemos encontrar en nuestros libros y nuestros periódicos, así como en las declaraciones oficiales y no oficiales de nuestros políticos,  son ajenas al espíritu democrático por dogmáticas, imperativas y absolutistas, y, lo que es infinitamente más grave, radicalmente  ajenas  a la actitud que rige e impulsa  el verdadero conocimiento humano.

Hoy, en la Europa más culta y civilizada  el lenguaje dogmático y/o imperativo está reservado básicamente a los ámbitos de la religión y la justicia, habida cuenta que la ciencia tiene su propio código lingüístico y se limita a constatar hechos entendidos como estados de cosas (Sachverhalte).

En aras del espíritu democrático,  los españoles  sin duda haríamos bien en aprender a utilizar las formas modales  de nuestro idioma y, limitarnos a  decir, por ejemplo, cómo vemos o percibimos la realidad y sus accidentes, sin caer en la trampa de las afirmaciones categóricas.

A efectos de convivencia democrática, lo que cada uno de nosotros  dice es una opinión, nada más que una opinión.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede hablarse de democracia cuando los presuntos demócratas ni conocen ni utilizan un lenguaje democrático?

UPyD: el modelo de la cebolla

Si UPyD tiene hoy una clara  ventaja ética y social  sobre las demás formaciones políticas es la que emana directa y necesariamente de la unidad de su discurso y la diafanidad de su mensaje: un discurso unitario y único, siempre el mismo, y un mensaje absolutamente diáfano:  España, Constitución y democracia.

Ese es el núcleo duro de su ideario, ideario,  no ideología,  concebido y desarrollado de acuerdo con el modelo de la cebolla. Cada una de las capas agranda y desarrolla el cuerpo  pero no rompe el esquema nuclear  ni traiciona el orden orgánico por la sencilla razón de que sólo hay un cuerpo y sólo hay un organismo. En todo momento, cualquiera que sea la fase de desarrollo.

Antítesis, pues, y rechazo frontal del modelo impuesto,  mediante una inadmisible cadena de hechos consumados, por las Comunidades Autónomas más desleales e insolidarias. Las partes, que por definición deberían estar integradas en el todo  de acuerdo con una relación  a la vez orgánica y simbiótica,  se imponen a él, lo esquilman y con el  botín  montan sus propios estados soberanos. A la desintegración por el  caos, al  caos por  el empobrecimiento y la ruina.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas:
¿Cabe tanta disparatada traición en una sociedad civil  mínimamente  equilibrada y leal?
¿Dónde queda nuestra condición de pueblo y nación?

UPyD: DE LA ORGANIZACIÓN A LA ACCIÓN

Al igual que en el conjunto de España, en Cataluña UPyD está experimentando en los últimos meses un auge extraordinario que se manifiesta simultáneamente en una fuerte expansión social y una intensa actividad de carácter organizativo.

Tras la consolidación de la Dirección colegiada regional a cargo del  Coordinador, el Responsable de Medios de Comunicación y el Responsable de Organización y Expansión, este último mantuvo una tanda de reuniones y conversaciones con los afiliados jóvenes más activos a fin de exponerles el esquema de la estructura interna prevista para la demarcación catalana y, al mismo tiempo, recabar su colaboración como gestores y su presencia  como portadores/transmisores de la imagen pública de UPyD.

Toda vez que el Responsable de Expansión y Organización, J.M.O., pertenece al mundo empresarial y desarrolla su actividad en países tan competitivos como Suiza y Alemania, se ha propuesto infundir a la organización interna de UPyD Cataluña una carácter eminentemente práctico y operativo arropado en una imagen juvenil a la vez dinámica y atractiva.

En esencia, su proyecto se basa en la creación de un haz de secciones, cada una de ellas con su responsable, que, de una parte, presten apoyo y asistencia a la Dirección colegiada y, de otra, dirijan y canalicen las actividades destinadas a difundir la presencia de UPyD y su mensaje en la sociedad de Cataluña.

De hecho, secciones y responsables o mandos intermedios constituirán la estructura organizativa-operativa de nuestra formación, dispuesta a seguir en este punto un modelo largamente acreditado, ya que se ha aplicado y se aplica con asiduidad tanto en la empresa privada como en la política, concretamente en los partidos y los sindicatos de cuño histórico.

Aquí y ahora, el objetivo es hacer que cada uno de los afiliados colabore con sus propuestas y su esfuerzo voluntario y voluntarioso en la sección o secciones que él mismo elija, de modo que UPyD deje atrás la vieja y desacreditada afiliación indiscriminada y nominal, a duras penas representativa, y adopte, defienda y promueva la militancia participativa y abiertamente proactiva.

En UPyD, cada afiliado tiene su lugar y su tarea.

Fruto de esa labor organizativa debe ser el alumbramiento de una formación política de ámbito nacional en la que el núcleo de su ideario, España, Constitución y democracia, se corresponda con un colectivo organizado en una red de equipos de actuación creados con criterios de racionalidad y eficacia, siempre unidos entre sí, siempre leales a la causa común.

UPyD Cataluña quiere ser parte viva y activa del cuerpo y el alma de UPyD España, no una franquicia.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no es cierto que, en una sociedad abierta, el esfuerzo activo y organizado de pocos vale más que la inercia pasiva de muchos?

Lema:

EL ESFUERZO ORGANIZADO DE POCOS FRENTE A LA INERCIA PASIVA DE MUCHOS

El síndrome del superino

Superino es palabra exclusiva de Pájaro bobo. Está registrada en su Idióticon con el significado específico de «ser desvalido, racional o irracional, que generalmente, no siempre, inspira ternura». En el hogar de Pájaro bobo, conocido como el Búnker de pladur,  se utiliza de acuerdo con esa acepción y otras afines, como, por ejemplo, «ser inofensivo y, sobre todo, inútil».

En la casa-caserna que Pájaro bobo cuida y regenta, bautizada por el vecindario  con el sobrenombre de Mirador de la Mola, habitaba y habita  un superino cuya vida Dios guarde muchos años.  De él se cuenta que en tiempos lejanos, ya en el siglo pasado y repasado,  había fatigado o, al menos, había vestido uniforme con charrateras y botonadura de mariscal, amén de gorra de plato,  en calidad de chófer de un prohombre de la localidad con posibles e influencia en la Villa y Corte, pero probablemente se trata de una infundada  leyenda suburbana, pues  Pájaro bobo, que lo conoce y reconoce, está convencido de que  el susodicho lleva sin pegar ni golpe ni escobazo desde antes de la guerra civil.

En la casa-caserna, el tal superino lleva algo así como treinta y cinco años. Las mujeres de su parentela  cuidan del hogar, hacen la compra y  administran el poco dinero de su guardiola, pues hay que decir que estamos en tierras catalanas, a pocos kilómetros de la Abadía de Montserrat y la Moreneta.

La única y por lo tanto principal tarea hodierna de este superino es pasear y detenerse ocasionalmente, casi por casua,  delante de un quiosco  o una librería para leer con disimulo y buena vista los periódicos del país, sólo sus  titulares, pues, como no paga, el hombrecillo, entre discreto y mezquino, no se atreve a pasar página.

También le gusta detenerse frente a  las obras de construcción en construcción, observar a los obreros y hacer señas a cualquiera que ocupe un andamio y esté al alcance de su vista y de su voz: «¡Cuidado con ese cubo, que viene un camión!». «¡Las dos menos cuarto!». «¡No hay de qué!».

Cuando llega a la plaza de los Caídos (y Resucitados), el superino busca el muro lateral  de la iglesia y, tan pronto como  se ha colocado de espaldas a él, se estira y se apuntala como  si aquel rincón fuera su púlpito o su speakercorner. Y lo es, porque, así que se le antoja que tiene quórum suficiente o aceptable, toma la palabra, eleva la voz y se pone  a recitar mensajes como:

«En este país nadie hace nada, todo es bla, bla, bla.  Empezando por los políticos de Madrid, sí, los madrileños. Todos con buenos sueldos, coches de lujo, y sin dar golpe. Això es una vergonya! Aquí tendría que haber alguien que mandara, no como Franco, pero… al menos orden. Sí, al menos, orden y trabajo».

Viandantes y paseantes, que ni oyen ni escuchan, le dan por perdido y van a sus asuntos de modo que, terminada la jornada y cansado de trabajar, el superino se dirije a su casa, que a decir verdad no es suya. Dentro, junto a la puerta, para que se vea y se lea, Pájaro bobo acaba de pegar con mucho esmero y mucho celo un papel que dice en letras de molde:

«Se ruega a todos los inquilinos que respeten y, en lo que les atañe y concierne, mantengan el orden y la limpieza del edificio y sus  servicios comunitarios. El Propietario».

Tan pronto como el superino entra y descubre el papel, se acerca hasta dar con sus gafas contra el  cristal protector y, así que ha terminado de leer y entender el aviso, hace gesto de arrancar el papel, pero,  avisado y disuadido  por el cristal,  se contiene y empieza a soltar por lo bajini y en aborigen: «Ese tipo aún no se ha enterado de que Franco ha muerto y esto es una democracia. Aquí, lo que hace falta es cultura y democracia, Eso es, mucha cultura y mucha democracia. Quin país!»

Lo dicho, ¡qué país!

UPyD: proyecto político para todos los españoles

En los últimos meses, la prensa internacional, y muy concretamente la europea, viene denunciando los gravísimos errores cometidos por el jefe del Gobierno español, señor Rodríguez Zapatero, en el ámbito de la economía, así como las desgracias que inexorablemente  se abatirán sobre España y los españoles en los próximo años. Los analistas le acusan específicamente de haber actuado y actuar todavía hoy sin contar con una planificación sistémica y realista o, en otras palabras, de volar en alas de una mentalidad a la vez ingenua y malintencionada, convencido de que basta con negar la realidad más desagradable o negativa, para que  ésta desaparezca, al menos durante unas horas. Mañana, mañana, Morgen! Morgen!

Todos sabemos que ésa ha sido la fórmula mágica utilizada a modo de panacea tanto por Rodríguez Zapatero como por su ministro de Economía, Pedro Solbes, hasta que, incluso para ellos y sus defensores más contumaces, se ha impuesto la fuerza de los hechos. Estamos ante una gravísima crisis económica de alcance mundial que, como no podía ser por menos, en España reviste características especialmente preocupantes, dada la inconsistencia de nuestro sistema económico y concretamente del sector financiero, inconsistencia que ha venido a sumarse a los endémicos desequilibrios de nuestro sector productivo, que en este caso ha utilizado irracionalmente la construcción como locomotora de toda la actividad nacional.

Con esas negras perspectivas económicas en una España a merced de de diecisiete Comunidades Autónomas generadoras insaciables de gasto público mediante la creación y el mantenimiento de una máquina burocrática que, sumada a la del Gobierno central, supone un dispendio tan irracional como insostenible, UPyD considera que ha llegado la hora de que una formación política con vocación nacional levante la voz y ofrezca a los españoles un proyecto realmente democrático o, lo que en este supuesto es igual, integrador y constructivo. Consideramos que tal formación deberá superar los planteamientos ideológicos de izquierdas y derechas, con sus divisiones y antagonismos, y poner la política y sus actores al servicio de la ciudadanía, como ocurre desde hace ya siglos en la Europa más progresista y civilizada y vosotros, residentes en la culta Suia, sabéis my bien.

De acuerdo con lo expuesto, pensamos que, si se mantienen las tendencias económicas y políticas actuales, dentro de un período de tiempo relativamente corto el conjunto de España —población y territorio— quedará dividio en tres parcelas: una parcela mayoritaria y dominante a la izquierda, una parcela relativamente extensa y populosa pero en fase menguante  a la derecha, y una parcela inicialmente pequeña pero en clara línea expansiva y ascendente en la franja intermedia.

Tres partidos, tres programas, tres colectivos sociales.

El PSOE,  la formación de izquierdas, tiene hoy una clara ventaja numérica sobre el Partido Popular, su antagonista natural y tradicional, ventaja que personalmente atribuyo en gran medida a las habilidades de Rodríguez Zapatero y sus dotes como líder de masas y comunicador televisivo.

De la mano de Mariano Rajoy, el Partido Popular, nuestra formación conservadora, vive horas de contrariedad y desconcierto, cuyas causas deben buscarse lógicamente en las personas y su gestión, así como en la línea política seguida hasta ahora.

En ests circunstancias, Unión, Progreso y Democracia (UPyD), la formación liderada por Rosa Díez,  presenta un proyecto político, económico y social unitario y común para todos los ciudadanos españoles, pues no se debe ni a una ideología de derechas ni a una ideología de izquierdas, sino exclusivamente al interés general (intérêt général), alumbrador tanto de la Illustration como de la Aufklärung y punto de partida de todas las democracias europeas, incluidas la que vosotros tenéis en Suiza y la que nosotros defendemos y deseamos aquí para toda España y todos los españoles.

(Este artículo será publicado próximamente en la revista suiza Mundo Hispánico)

Obama y Zapatero: procrastinación

Pájaro bobo  quiere creer que Barack Obama, ahora presidente de Estados Unidos, conoce la palabra procrastination, aunque no la practique, y también se inclina a creer que Rodríguez Zapatero, actual jefe del Gobierno español, no la conoce (probablemente  ni  en su versión española ni, mucho menos, en su versión inglesa), pero practica sistemáticamente lo que la palabra dice y significa. A saber: dejar para mañana lo que debe hacerse hoy. Y, por extensión, diferir compromisos y/o aplazar su cumplimiento.

Estamos ante  una práctica a la vez genuinamente española y antiespañola, perpetuada en la frase, ayer fórmula de obligado cumplimiento, «Vuelva usted mañana». Aclaremos que en latín hodie es hoy y cras es mañana. Por eso, en las lápidas de algunas sepulturas figura,  a  modo de memorándum,  la frase  Hodie mihi, cras tibi, que, traducida a nuestro dialecto, quiere decir «Hoy a mí, mañana a ti».  Y, como podemos comprobar, ese cras forma el núcleo semántico de procrastinación, que tiene su equivalente cabal en la inglesa procrastination.

Son muchas las personas de Estados Unidos y del resto del mundo que han depositado grandes esperanzas en Obama por  su condición de representante emancipado de las capas inferiores de la sociedad norteamericana.  Están en su derecho, aunque olviden o no sepan que en aquel país inmenso un político con responsabilidades de Estado es esencialmente un actor/robot controlado/dirigido a distancia. Obama ni hace ni puede hacer política; hace teatro:  recita, gesticula y poca cosa más.

¿Y Zapatero?

En primer lugar, Zapatero es, al menos a los ojos de Pájaro bobo, un trapisondista irreductible y, como tal, incurable. En segundo lugar, España no es Estados Unidos. En España, por ejemplo, el patriotismo es un atentado contra el orden/desorden establecido; en Estados Unidos, el patriotismo es una condición ineludible para ser presidente de la nación. Obama está obligado a ser un patriota y a comportarse como tal. Zapatero está poco menos que  obligado a declarar que ni es un patriota ni sabe lo que es una nación, objeto del patriotismo. En realidad, el susodicho intuye nebulosamente que el patriotismo, como la bandera, es algo que tiene que ver con los militares, la burguesía capitalista y los curas.

Zapatero ha depositado en Obama la esperanza de que va sacarle del  pozo  guantanamero y de la lista negra en la que lo hundió George Bush. Es posible que Obama le ayude e incluso que  intente sacarlo  y lo consiga. Pero él, el Zapatero, tendrá que pagar un precio por ello. Y ahí es donde probablemente va a aparecer la procrastinación inveterada de nuestro trapisondista y apátrida compatriota.

Es más que probable que prometerá hacer y darle a Obama lo que este le pida y un poco más, en la confianza  de que, una vez hecha la promesa-trampa y obtenido el premio o la recompensa, le va a torear recurriendo al inveterado truco de la procrastinación.

¡El muy iluso!

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿será cierto, como sostienen algunos especialistas, que el irreductible  cinismo de Zapatero es  con toda seguridadd  de raíz psicopatológica?

The Economist: cuando mañana sea hoy

The Economist, publicación periódica de consulta obligada para  escépticos y descreídos, dedica  en su último  número  (24-30, o1, 2009)  una corta y densa reseña a la situación económica de España en la actualidad   y en un futuro inmediato.

Citando fuentes presuntamente documentadas y solventes  –desde un ministro de Economía hasta un sindicalista regional,  pasando por nuestro dadivoso jefe de Gobierno—,  The Economist señala que, de acuerdo con la situación actual y la derrota balizada por los indicadores económicos  domésticos y supradomésticos (chivatos),  la nave española  se dirige a toda máquina —¡es un decir!—, no a un puerto bien situado y bien abrigado,   sino a un malecón, nunca  dársena,  habilitado como   dique seco, donde está previsto que, nada más atracar,    deje más de cuatro millones de obreros en paro.

Pero, según la mencionada publicación, lo peor está aún por llegar y muy probablemente  llegará, pues el gobierno, ignorando las   inexorables  leyes del mercado, ha optado por una línea que, lejos de dinamizar la economía real y realmente productiva, la grava y agrava en beneficio de una política social pseudosocialista  basada en la subvención del paro. Con ello,  Zapatero pretende fidelizar el voto masivo de los que no tienen  trabajo, medida que conduce a una situación no sólo gravísima sino incluso aberrante si tenemos en cuenta, aunque sea sólo a título de ejemplo,  que en estos precisos momentos varias decenas de empresarios agrícolas españoles se dirigen a Marruecos para contratar en origen  miles de recolectores de fresas.

Alguien puede ver ahí un exponente de las contradicciones internas del capitalismo denunciadas por Marx, pero habría que añadir que, si esas contradicciones existen, lo procedente es tratar de limarlas o eliminarlas, no agrandarlas con  políticas de incentivación del paro (mediante subvenciones a fondo perdido, sin contraprestación) y penalización  del trabajo y los trabajadores reales.

En esas circunstancias, y en las que nos esperan, con un Partido Socialista en manos de un impostor y un Partido Popular sumido en una destructiva guerra de intrigas, Pájaro bobo apuesta  por UPyD como formación defensora de una política nacional constructiva,  integradora y  realmente democrática tanto en  tiempos de vacas gordas como en tiempos de vacas flacas, tanto  durante las campañas electorales como  el  día después de las elecciones.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿estará UPyD a la altura de las circunstancias y responderá adecuadamente tanto a las ilusiones de los españoles como a sus necesidades cuando llegue su hora o, lo que es igual, cuando mañana sea hoy?